lunes, 9 de febrero de 2009

LADRÓN DE BICICLETAS (1948), DE VITTORIO DE SICA. TAN DE ACTUALIDAD QUE DA MIEDO.


Después de la Segunda Guerra Mundial, Europa estaba devastada. Italia, en cuyo territorio se había combatido ferozmente durante dos años, no era una excepción. En este clima de pobreza y privaciones nació uno de los movimientos más famosos del cine: el neorrealismo italiano y esta que comentamos es su obra cumbre. Del neorrealismo dice Vittorio de Sica:

"(...) el neorrealismo no fue creado en torno a una mesa o en medio de una discusión. Nació en nosotros, en nuestro ánimo, en la necesidad de expresarnos de forma diversa a como nos habían obligado el fascismo y un cierto tipo de cine norteamericano"

¿Qué quiere decir esto de neorrealismo? ¿Es capaz el cine de plasmar la realidad diaria? Para eso están los documentales, dirían algunos... Sí, pero aquí se está ejemplificando la realidad a través de la historia, totalmente creíble, de un obrero pobre al que el ayuntamiento le ofrece trabajo de pegacarteles con la condición de llevar una bicicleta. Con gran sacrificio, empeñan las sábanas para rescatar la bicicleta que se hallaba a su vez empeñada. (No olvido la conversación de Antonio con su mujer: al reprocharle esta que en su día empeñara la bicicleta, este le responde con un contundente: "¿entonces de qué comiamos?). Denuncia social sin censuras. La realidad mostrada con toda su crudeza, para dar un puñetazo al espectador, para que no se sienta cómodo en su asiento. Muchos italianos rechazaron este tipo de cine. Querían entrar en la sala oscura a evadirse, no a que le recordaran que había hambre en las calles.

Un trabajo digno supone la felicidad completa para Antonio: vuelve a sentirse una persona digna, porque sabe que su esfuerzo va a dar de comer a su familia. Pero pronto tanta dicha se va a ver truncada, ante el robo de la bicicleta. La búsqueda junto a su hijo (más lúcido aún que el padre) va a ser angustiosa y verdaderamente realista: los esfuerzos van a ser en vano, porque la bicicleta no aparecerá. El patético intento de robar una será neutralizado, para escarnio de Antonio y vergüenza de su hijo, que es testigo de toda la acción. Al final, padre e hijo se alejan de nosotros cabizbajos, sin esperanza alguna.

"Ladrón de bicicletas" no solo funciona como historia neorrealista, sino que tiene otros valores cinematográficos. No basta con mostrar la realidad tal y como es, hay que interesar al espectador en ella y para eso están los dos magníficos protagonistas. Lamberto Maggiorani, que interpreta a Antonio, no era un actor profesional, sino un obrero de la fábrica Brenta. A un obrero no podía interpretarlo un actor, sino un auténtico obrero.

¿Y qué nos dice a nosotros, los españoles de 2009 esta película? A nosotros también nos han robado la bicicleta. Todos creíamos estar peladeando con ella suavemente por nuestras cómodas vidas y de pronto ha desaparecido. La buscamos desesperadamente, para volver a donde estábamos hace un momento, pero es como buscar una aguja en un pajar. ¿Quién nos ha robado la bicicleta? ¿El gobierno? ¿los bancos? ¿George Bush? Lo que es seguro es que para muchos de nosotros la bicicleta no va a volver. Tendremos que buscar alternativas y apañarnos. Prueben a buscar trabajo. Vayan al Inem, vayan a las simpáticas ETTs... Encontrarán una nueva definición de la famosa frase de Larra: "vuelva usted mañana".

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