viernes, 30 de octubre de 2009

ROMA, CIUDAD ABIERTA (1945), DE ROBERTO ROSSELLINI. LA ÉPICA DE LA RESISTENCIA.


El cuarto artículo que he publicado en Suite 101 está dedicado a la obra maestra del neorrealismo de Rossellini, una crónica veraz y muy dura de la ocupación nazi de la capital italiana. Intento establecer su contexto histórico y analizar su significado. Para quien no la haya visto, informarles de que hace un par de semanas salió en el ABC por un euro, en un magnífico pack junto a "Alemania, año cero". Quizá aún ande por algún kiosko. Aquí el enlace:

El neorrealismo italiano fue un movimiento cinematográfico realmente sorprendente., surgido entre las ruinas de la guerra. Después de años de guerra devastadora y humillante para el país, hubiera sido lógico pensar que los italianos necesitaban ir al a ver una película para evadirse de la realidad cotidiana.

Sin embargo, la tendencia dominante en la cinematografía de la época ofrecía justamente lo contrario: un análisis casi obsesivo y documental de lo que estaba sucediendo en la calle en aquellos momentos. Indudablemente, el espectador se identificaba con los personajes y situaciones que veía en pantalla. "Roma, ciudad abierta" (1945) es junto a "Ladrón de bicicletas" (1948) de Vittorio de Sica, la película más significativa de este movimiento.

En 1940, extasiado por los fulminantes éxitos de la Werchmatch en Europa, Mussolini, temiendo llegar tarde al reparto del continente, decidió la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial. Su participación fue en desastre, ya que el Ejército italiano no se hallaba preparado para afrontar una contienda de esas características.

En 1943 los Aliados pusieron pie en Europa e iniciaron su invasión desde Sicilia. Los acontecimientos se precipitaron y el país quedó dividido en dos: el sur, liberado por americanos y británicos y el norte, controlado por los alemanes (a través de un Estado títere gobernado por Mussolini, que se hacía llamar República Social Italiana). Las redadas contra judíos y disidentes estaban a la orden del día. En este clima, miles de personas se unieron a la resistencia, en lo que puede considerarse una auténtica guerra civil entre italianos.

Desde luego, no resulta sorprendente que la atmósfera de la película esté tan conseguida, ya que se rodaba en el lugar de los hechos pocos meses después de la liberación y por personas que habían sido testigos de los mismos. Al espectador se le transmite la mezcla de hartazgo y desesperación que provocaba la prolongación de la guerra y la despiadada ocupación de los nazis.

Los aliados estaban en aquellos momentos empantanados en la sangrienta batalla de Montecassino, al sur de Roma y los únicos indicios que recibían los romanos de su cercanía eran esporádicos bombardeos, que provocaban muertos inocentes y destrucción en los barrios más populares. No obstante, y por suerte, la ciudad eterna no fue de las más afectadas en la Segunda Guerra Mundial, aunque sí que sufrió en sus carnes el hambre, la miseria y el desprecio del ejército alemán, que consideraba al italiano miembro de una raza inferior, tal y como había probado su actuación en la guerra.

El clima en la capital italiana era de máxima tensión para los alemanes. A la amenaza de invasión inminente por parte de los Aliados (que fracasaron en un intento de desembarco cerca de Roma, la llamada batalla deAnzio), se sumaban los atentados casi diarios por parte de la resistencia, a los que se consideraba meramente terroristas y cuyos miembros, al ser capturados, eran torturados y ejecutados sin piedad por parte de la Gestapo. Las represalias de los alemanes eran realmente brutales.

Aún escuece en Italia la famosa matanza de las fosas Ardeatinas, en la que fueron ejecutados 335 civiles italianos en venganza por la muerte de 33 miembros de las SS en la vía Rasella de Roma. La ciudad fue finalmente liberada un día antes del desembarco de Normandía, el 5 de junio de 1944.

La obra maestra de Rossellini parte de este escenario para contarnos la historia de dos colaboradores de la resistencia: Manfredi, un dirigente clandestino que es salvajemente torturado por la Gestapo para que delate a sus compañeros y el padre Pietro, un cura valiente que será fusilado. El director no ahorra detalles de los terribles suplicios de Manfredi, que se aparece al espectador como un nuevo Jesucristo que se enfrenta heroicamente a las fuerzas opresoras.

Es posible que resulte extraño para un espectador que conozca un poco la historia observar a prácticamente toda la población romana conspirando de un modo u otro contra los alemanes, cuando hasta hacía poco habían celebrado a Mussolini, pero hay que tener en cuenta que los nazis eran unos maestros en el arte de granjearse antipatías, ya su método de gobierno en los países ocupados no solía ser la colaboración con la población, sino el establecimiento de un régimen de terror que paralizara las ansias de resistencia.

Es evidente que tal fórmula erró, sobre todo cuando los vientos de la guerra empezaron a soplar a favor de los Aliados, por lo que las filas de la resistencia en Italia, al igual que en el resto de los países ocupados, se nutrieron en la misma proporción que iban desapareciendo los colaboracionistas. Ya lo advierte el único oficial alemán que, borracho, se ve dotado de una extraña lucidez para decir lo que realmente piensa: que los alemanes van a terminar aniquilados por el odio que han ido generando, a la vez que destroza el mito de la raza superior.

"Roma, ciudad abierta", constituye en suma un hermoso homenaje a la resistencia y un recuerdo a los héroes cuyos cadáveres estaban todavía calientes. Un testimonio de la contienda mundial que funciona casi como un documental y que impresiona al espectador por su mirada descarnada y cruelmente realista.

HERTA MÜLLER: LITERATURA Y UTOPÍA.


A todos nos gustaría que el premio Nobel de literatura recayera cada año en nuestros autores favoritos. A mí me hubiera encantado que se le hubieran concedido a Antonio Muñoz Molina, Philip Roth o Mario Vargas Llosa, pero que no suceda así tiene una clara ventaja: el descubrimiento de nuevos autores. Y en este caso parece ser que merece la pena acercarse a la obra de la hasta ahora desconocida Herta Müller, a tenor de la interesantísima entrevista que mantuvo con ella Carlos A. Aguilera en el ABC Cultural de la semana pasada. Müller habla con gran lucidez de la experiencia comunista y de las sociedades totalitarias en general. Aquí un fragmento:

"La literatura no es una utopía. La utopía es algo que uno se imagina y aún no existe, no ha sucedido. Uno quiere que pase: un deseo, un sueño. Menos aún me gusta el concepto de utopía feliz. La mayoría de las veces, cuando las utopías se tornan reales, son horribles. Stalin, Hitler, Ceaucescu, todos ellos perseguían utopías; Castro aún persigue la suya. Cuando alguno empieza a soñar y luego traslada su sueño del papel a la realidad, siempre destruye a seres humanos. Yo no quiero tener nada que ver con las utopías.

Lo dicho: creo que la literatura no es ninguna utopía, sino parte integrante de la sociedad, obra de las personas. Hasta se la puede tomar con las manos, es un producto. Un producto también puede ser algo malo, pero es preferible que la literatura sea un producto, un producto de la fantasía y no una utopía. La fantasía es algo muy distinto a la utopía. La fantasía está contra la utopía, pues la utopía es muy propensa a los totalitarismos. Tan pronto pretende hacerse realidad se vuelve rígida. Por fuerza debe restringirse a una sola variante. Y a partir de ahí aplicarle a la realidad aquello que tal vez sobre el papel aún no ha podido ser del todo explicado o resulta ambivalente. No creo que haya nada peor ni más temerario que la realidad transformada en utopía. ¡Terrible! De ahí las dictaduras."

jueves, 29 de octubre de 2009

ENRIC GONZÁLEZ: AUTOAYUDA EN POCAS PALABRAS.



Enric González es siempre la primera firma a la que acudo cuando abro "El País". Creo que no es la primera vez que lo digo, pero hay cosas que gusta repetir. Se ve que es un periodista honesto, con un historial que le permite escribir con entera libertad sobre lo que le place. Siempre utiliza una mezcla de sinceridad, humor e ironía que consigue que su lectura sea una actividad muy placentera. El fragmento que pongo hoy, aunque el tema del artículo haya sido una referencia a la debacle madrilista del martes, es mucho más útil y motivante que todos esos libros de autoayuda clónicos que pululan por las librerías:

"(...) el trabajo tiene mucho que ver con la dignidad, por ejemplo, y el trabajo nunca es inútil. Y la prepotencia, en cambio, no es digna y no lleva a ninguna parte. Los niños acabarán aprendiendo, casi siempre por las malas, que los fuertes suelen ganar y los débiles suelen perder. Convendría que tuvieran muy claro, sin embargo, que en algunas ocasiones no es así, y que la historia no está predeterminada, y que el cinismo disminuye el dolor, pero incapacita para el placer.

Otra lección apropiada tiene que ver con la autoestima. Hay que ser valiente, hay que mirar de frente al peligro. Hay que saber que siempre hay alguien más listo o más poderoso, pero no hay nadie superior a nadie. Hay que recordar que las jerarquías son simples convenciones sociales. Hay que tener muy presente que por mal que esté uno no deja de merecer el amor de los suyos. Y que el desprecio que pueda recibir de otros es eso, algo de otros, y no vale la pena perder el tiempo con los asuntos ajenos. Algo más, muy importante: la honradez vale más, muchísimo más, que el dinero."

martes, 27 de octubre de 2009

EXPOSICIÓN "ANTIGUOS INSTRUMENTOS DE TORTURA", EN TOLEDO. LOS TORMENTOS DE LA INQUISICIÓN.


El tercer artículo que he publicado en Suite 101 está dedicado a una exposición sobre la Inquisición y sus métodos que ví en Toledo. Para los más morbosos, sí, describo algunos de los aparatos de tortura. El pasado de la Iglesia Católica es aún más edificante que su presente. Aquí el enlace:




http://suite101.net/article/los-tormentos-de-la-inquisicion-a4034

SI LA COSA FUNCIONA (2009), DE WOODY ALLEN. UN BUEN AÑO.


Cuando ví por primera vez el título y el cartel de la nueva película de Woody Allen, me temí lo peor, es decir, que lo de "Vicky Cristina Barcelona" no se tratara de un patinazo sino de una nueva tendencia en su cine.

Afortunadamente, los temores eran infundados. El gran director neoyorkino ha vuelto a las esencias de su cine y nos vuelve a ofrecer una buena comedia, sostenida esta vez por el buen hacer del protagonista: el comediante Larry David, que interpreta al típico personaje que suele reservarse el director para sí, pero de un modo mucho más radical y virulento, que incluso ejerce de suicida ocasional.

Si habitualmente los personajes de las comedias neoyorkinas de Woody Allen viven en apartamentos de clase alta, en esta ocasión el personaje de Boris habita un bohemio cuchitril, aunque eso no parece importarle demasiado. En realidad Boris está de vuelta de todo y va a ser una sorpresa para él vivir un romance con su jovencísima huésped accidental. El guión está plagado de críticas demasiado evidentes al conservadurismo de la América profunda, opuesto al liberalismo de la gran ciudad, que, de manera ciertamente insólita, va a transformar radicalmente a los padres de la chica que, habiendo salido de su pueblo para buscarla, al final lo que van a encontrar es su verdadero yo.

Aunque si que es cierto que la película puede clasificarse como algo tópica dentro de la carrera del director, sí que es observable una mayor libertad de estilo de lo habitual en su concepción. Aunque ya había sucedido en "Annie Hall" o en "La rosa púrpura del Cairo", donde los personajes cinematográficos salían de la pantalla para incorporarse a la vida real, aquí se riza más el rizo si cabe y los protagonistas son conscientes de que son observados por el público en una sala de cine y hacen comentarios al respecto. Woody Allen cada vez contempla menos barreras entre cine y vida. Muy propio de un director que entrega puntualmente una película al año. Y parece que este es un buen año. Muy recomendable ir a verla acompañado, para reir en comunidad y, si es posible, evitar el horrible doblaje.

lunes, 26 de octubre de 2009

SIEMPRE ES 11 DE MARZO EN BAGDAD.


Aunque últimamente la tenemos en el cajón de los conflictos olvidados, la guerra de Irak todavía existe. Normalmente aparece en alguna noticia fantasmal de la sección internacional del periódico, cuando los muertos del atentado del día no pasan de veinte o así. Cuando la franja de muertos está entre los 20 y los 50, la tipografía se amplía un poco y el lector tiene más posibilidades de fijarse en ella, aunque le parezca algo irreal, de otro mundo. Cuando los muertos sobrepasan los cien, el atentado del día tiene el honor de ser puesto en portada, con foto en color y todo. El lector habitual no tendrá más remedio que reflexionar, aunque sea brevemente: "¡vaya!, todavía siguen las cosas mal por allí" y pasar seguidamente a las últimas y jugosas declaraciones en torno a una guerra más soterrada, pero no por ello menos sanguinaria: la declarada entre Alberto Ruíz Gallardón y Esperanza Aguirre. El periódico huele muy mal algunas mañanas.

Realmente, también en eso de ser víctima del terrorismo hay jerarquías. Un pequeño atentado de ETA en España provocará debates y sesudos análisis que engrandecerá sus efectos. Los atentados de Bagdad necesitan un determinado número de muertos para ser noticia y, aún así, solo son flor de un día. La prensa no nos va a bombardear con la lista de los muertos, con pequeñas biografías y declaraciones de sus familiares. Los muertos son iraquíes y eso basta. Muertos que pasan a formar parte de una enorme montaña que cualquier día se desmoronará sobre nuestras cabezas. Porque resulta que eran personas iguales a nosotros, por mucho que no lo queramos creer, con carne, sangre, nervios y capacidad de sentir dolor y sufrimiento infinitos. Decenas de personas que murieron definitivamente ayer después de haberse pasado muchísimos meses experimentando una muerte lenta: la del miedo, el caos y la falta de esperanzas que atenazan a un país conquistado triunfalmente por un personaje al que últimamente le hemos perdido la pista. Seguramente estará gozando de su jubilación dorada, sin leer periódicos.

viernes, 23 de octubre de 2009

CÁNDIDO O EL OPTIMISMO (1759), DE VOLTAIRE. EN EL MEJOR DE LOS MUNDOS POSIBLES.


El segundo artículo que he publicado en Suite 101 se dedica a analizar el último libro que hemos leído en club de lectura de la Biblioteca Provincial, enmarcándolo en el contexto de la época. Voltaire es uno de mis autores favoritos, nunca me he cansado de leer sus cuentos, unos escritos divertidísmos, obras maestras de la ironía y la reflexión filosófica. "Cándido" es una de sus obras cumbre, dedicada a combatir el optimismo antropológico de quienes creen que todo lo que sucede es lo mejor que podría suceder y la idea de Dios como Ser infinitamente bueno y poderoso. Aquí el artículo:

El pensamiento ilustrado se caracteriza por la curiosidad, por querer abarcar todos los conocimientos de la época y fomentar la investigación científica sin interferencias políticas o religiosas (buena muestra de ello la constituye laEnciclopedia deDiderot y d´Alembert y ante todo por la idea de tolerancia: la idea revolucionaria de que todos los hombres nacen iguales en derechos y deberes. Durante todo el siglo XVIII fue germinando la semilla que daría lugar a la Revolución Francesa.

Voltaire es el representante perfecto del pensamiento ilustrado del Siglo de las Luces. A comienzos de su carrera el teatro y la poesía fueron sus intereses primordiales. Sus intentos de medrar entre la nobleza fueron infructuosos, hasta que fue tomando conciencia de lo injusto de la organización social de su tiempo y de la intolerancia que la sustentaba. A partir de ese momento, entre exilios y regresos a Francia, se dedicó a combatir en pos de la racionalidad contra elfanatismo imperante. Los derechos dinásticos de la nobleza, lo absurdo de las guerras y la irracionalidad de las religiones fueron algunos de los principales blancos de sus afilados dardos. Una de sus ambiciones principales fue conseguir respeto y protección a las figuras del intelectual y del científico por parte del Estado.

Los cuentos de Voltaire pueden calificarse como "literatura de combate", ya que su fín primordial es la lucha contra el Antiguo Régimen. Una de las armas principales en este combate es la ironía: los escritos de Voltaire suelen ser burlescos e irrespetuosos con el orden establecido. En contra de lo esperado por el propio autor, sus farragosos ensayos históricos o sus poemas apenas tienen vigencia en la actualidad. Son sus narraciones lo más leido y celebrado de Voltaire, donde mejor se manifiesta su espíritu libre. Realmente es el género literario en el que las ideas pueden llegar a mayor número de personas, una inteligente manera de "instruir deleitando". Por desgracia, aún se necesita de las ideas de Voltaire en el mundo actual, todavía salpicado de intolerancia y fanatismo.

El principal resorte que llevó a Voltaire a escribir "Cándido" fueron las noticias que le llegaron acerca del terromoto de Lisboa, en 1755. Una de sus Cartas es el mejor testimonio de su perturbación ante la gravedad de los hechos:

"Ahí tenéis, señor, una física muy cruel. Ha de costar mucho trabajo adivinar cómo las leyes del movimiento provocan desastres tan espantosos en el mejor de los mundos posibles. Cien mil hormigas, nuestro prójimo, aplastadas de golpe en nuestro hormiguero, y la mitad pereciendo sin duda en angustias inexpresables en medio de cascotes de los que no se le puede sacar. (...) ¡Qué triste juego de azar! (...) ¿Qué dirán los predicadores?" (Recogida en el prólogo de Mauro Armiño a "Cuentos completos en prosa y verso", de Voltaire. Círculo de Lectores, 2006).

El "Poema sobre el desastre de Lisboa o examen de este axioma: "Todo está bien" ", publicado el año siguiente va a constituir su primer testimonio en contra de la idea del orden divino. El poema constituye un auténtico grito contra el absurdo de la existencia, del azar que mata a inocentes y hace tambalear la idea de un Dios justiciero. Aunque Voltaire no llegó a declararse ateo, algo impensable en su época, sin duda tuvo dudas acerca de la existencia de Dios. Lo que sí tuvo claro es que no podía aceptar las ideas filosóficas de Leibniz que presentaban a un Dios perfecto, todopoderoso e infinitamente sabio, bondadoso y justo.

En "Cándido", el autor va a hilar mucho más fino y va a presentar a un protagonista que hace honor a su nombre. Educado por su maestro Pangloss en la idea de que se vive en el mejor de los mundos posibles y que todo lo que sucede es lo mejor que puede ocurrir, el protagonista va a afrontar una auténtica espiral de desgracias con el firme optimismo heredado de su preceptor sirviéndole como escudo que poco a poco se va resquebrajando, hasta oírle decir en un determinado momento:
"- ¿Qué es el optimismo?, decía Cacambo. - ¡Ay!, dijo Cándido, "es el empeñarse rabiosamente en sostener que todo está bien cuando todo está mal" (Cándido o el optimismo, traducción de Elena Diego, pag. 120. Ediciones Cátedra).

No hay mejor definición del orden social imperante hasta aquel momento: los poderosos invocan la idea del mundo perfecto sostenido por la voluntad de Dios para estimular el conformismo y la ausencia de críticas de los oprimidos. Para los voces disidentes ya existen la represión y la intolerancia. A Cándido lo vemos convertido en un ser patético sosteniendo sus ideas optimistas contra viento y marea, engañandose a sí mismo. Aunque con un estilo exagerado y narrando hechos inverosímiles, el autor transmite a la perfección la idea de un mundo imperfecto, fuente de continuas desgracias, provocadas por el ser humano o por la naturaleza. Se presenta a los hombres como seres rapaces, siempre a la búsqueda de bienes materiales, continuamente aprovechándose de las ingenuidades de Cándido.

Al final, el protagonista a duras penas consigue lo que quiere, una vida tranquila junto a su amada, aunque tal condición no llega a satisfacerle del todo (ni a sus compañeros de penalidades), comprende que el mejor destino del hombre es ambicionar una vida sencilla, resumida en la expresión "cultivar el propio huerto". Una conclusión un poco triste: el hombre, que es incapaz de cambiar el mundo, dedicado exclusivamente al trabajo, sin razonamiento alguno, aislado de esta manera de la sociedad, de la que únicamente cabe esperar vicio, maldad y fanatismo. El optimismo transformado en un pesimismo resignado y sereno.

CORRIENDO HACIA EL FUTURO.


Durante muchos años, la fábrica de componentes telefónicos de Citesa situada en el barrio de Martiricos (Málaga), dio trabajo estable a cientos de personas, entre ellas mi padre. Trabajo del de antes: un puesto fijo para toda la vida, con pagas extra, horas extraordinarias y vacaciones. Poco a poco la fábrica fue perdiendo importancia. A mi padre le prejubilaron con una buena indemnización, como a muchos otros, dando paso al trabajo de las jóvenes generaciones con contratos basura. En un determinado momento, el enorme edificio fue completamente abandonado y la plantilla que quedaba trasladada al Parque Tecnológico. La construcción quedó como un monumento mudo (uno más) al pasado industrial de la ciudad donde vivo. La fábrica fue catalogada como edificio protegido, por su singular arquitectura.

Si viviéramos en un mundo racional, donde se tomaran las decisiones correctas, tal infraestructura, de miles de metros cuadrados, habría sido aprovechada como gran centro social para un barrio que carece de instalaciones de ese tipo. El edificio habría podido adaptarse perfectamente y sin mucho coste a biblioteca, auditorio, salón de actos, pistas deportivas, parque... había espacio para todo eso y para mucho más. Es más, la estructura de las naves parecían concebidas para ese uso. La (risible) candidatura de Málaga a capital europea de la cultura se merecía algo así.

Pero no. Hace un par de meses comenzó la demolición del edificio. A mí se me cae el alma a los pies al ver los escombros en los que se ha convertido un lugar que tanto significó para el bienestar de mi familia y de tantas otras. Pero ¿cuál es la finalidad del derribo? Nunca podrían adivinarlo, nuestros políticos municipales han decidido que el solar se dedique a... ¡construir viviendas, claro que sí! Nada menos que tres monstruosos rascacielos de treinta plantas van a añadir aún más densidad de población a la zona donde vivo. Seguramente las plantas altas serán las más valoradas, porque desde allí podrá verse el fútbol gratis. Sí señor, en los tiempos que corren, eso es lo que hace falta, construir nuevas viviendas. Como si no hubiera ya miles de ellas deshabitadas en toda la provincia y sin posibilidad de ser vendidas...

Pero yo ya intuyo lo que va ocurrir. O bien la promotora se da cuenta de que no va a vender nada, como es lógico en la actual coyuntura y deja aquello como un solar lleno de escombros, que con el tiempo será foco de ratas e inmundicia o bien empieza la construcción y a la mitad quiebra alguna de las empresas implicadas y aquello queda, como en tantas otras ocasiones, como unos esqueletos de edificios, monumento a la incompetencia, para que recordemos lo que pudo ser y no fue por los siglos de los siglos.

Como he leído hoy en la furgoneta de una de esas empresas que se dedican a las reformas en general: "Corriendo hacia el futuro". Corriendo sin dirección, hasta que definitivamente nos estrellemos.

jueves, 22 de octubre de 2009

EXPIACIÓN.


Quizá algún lector se confunda, sabiendo como se las gasta este blog, y crea que el título se refiere a la obra maestra literaria de Ian McEwan. Pero no. Aquí hablamos de una expiación muy diferente. Observen la foto, publicada hoy en el diario El País. El presidente Camps ya empieza a reformarse. Parece que ha dejado sus malas relaciones con algunos amiguitos (del alma) a los que quería (un huevo), para entregarse con expresión arrobada, a la que parece ser su auténtica vocación: la caridad.

Podemos observar como don Francisco echa una mirada de complicidad a los representantes de sus nuevos amigos (del alma): los parias de la Tierra. Se acabaron los trajes de Milano y los contratos inflados para que no le falte de nada a su Santidad en su piadosa visita a Valencia: llegaron tiempos de austeridad y de limpieza de imagen. Qué buena foto, capaz de convencer al más escéptico de que en realidad nos encontramos ante un Santo que, como San Agustín, empezó su carrera siendo un descarriado, pero luego tuvo tiempo de rectificar y ser ejemplo de santo y sabio. Este es el nuevo camino de redención del presidente Camps. Con gran sacrificio, ahora ya no destina parte del dinero público a él y a sus amiguitos (del alma), sino que lo ofrece para obras de caridad. Qué gran hombre, qué gran estadista. Pronto tendrá su espacio en las crónicas de vidas ejemplares, como ejemplo edificante para las jóvenes generaciones.

ANATOMÍA DE UN INSTANTE (2009), DE JAVIER CERCAS. TÉCNICA DEL GOLPE DE ESTADO.


El primer artículo que he publicado en Suite 101 está dedicado al análisis del último libro de Javier Cercas, una crónica rigurosa y cristalina de todos los pormenores del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Alguna vez he visto a un Tejero envejecido pero con la misma mirada bravucona paseándose por el paseo marítimo de Torre del Mar... Dejo aquí el enlace:

El golpe de Estado del 23 de febrero constituye un hecho capital de la historia reciente de España, rememorado a menudo por personas de distintas generaciones que fueron testigos de la intentona de Tejero que, como el propio Cercas recuerda, sólo se retransmitió en directo por la radio, ya que las imágenes de televisión solo pudieron verse al día siguiente. El autor de este texto contaba con siete años por aquel entonces, por lo que sus recuerdos son muy borrosos. Evidentemente, nada entendía de lo que estaba sucediendo, aunque sí que pudo intuir que debía tratarse de algo grave, dado el nerviosismo de sus padres aquella tarde-noche.

El autor cuenta que en principio quiso escribir una novela ambientada en aquellos días, pero la visión de las imágenes del asalto al Congreso le fascinó de tal manera que decidió redactar un ensayo para tratar de descifrar el significado de aquellos hechos y de las actitudes de los protagonistas. Como se sabe, ante el tiroteo desatado solo hubo tres diputados que no se tiraron al suelo: Gutiérrez Mellado, Suárez y Carrillo, tres personajes contradictorios, llenos de luces y sombras pero que, ante el momento decisivo, ante la prueba definitiva de sus vidas, supieron comportarse con gran dignidad, quizá salvando el honor de un país que no reaccionó ante el golpe de Estado, sino que se limitó a esperar su desenlace.

Manuel Gutierrez Mellado fue un militar que en su juventud luchó en el bando nacional. Quizá para redimirse, sus útimos años estuvieron dedicados a apuntalar la democracia como vicepresidente en el gobierno de Suárez. Santiago Carrillo dejó de lado toda una vida dedicada al fín último de lograr la dictadura del proletariado para abrazar la democracia, constituyendo en pos de ese objetivo una extraña pareja con Suárez. Adolfo Suárez, tras una fulgurante carrera en Falange, fue nombrado por el Rey presidente del gobierno como político idóneo para pilotar la transición a la democracia. Realizado con brillantez dicho cometido, quiso seguir en el gobierno más allá de su misión primigenia, ganándose numerosos enemigos durante esos años. Tantos, que a principios de 1981 estaba prácticamente solo y consumido como político. Las palabras que le dedicó el Rey cuando presentó su dimisión fueron antológicas y muy reveladoras: "Sabino, éste se va".

Los tres son definidos como "héroes de la retirada" (según denominación deHans Magnus Enzensberger en un artículo publicado el 25 de diciembre de 1989 en El País), pues tuvieron la grandeza de traicionar sus principios más sagrados, porque era lo que se necesitaba en ese momento para construir la democracia: "A veces solo se puede ser leal al presente traicionando al pasado. A veces la traición es más difícil que la lealtad. A veces la lealtad es una forma de coraje, pero otras veces es una forma de cobardía. (...) Necesitamos una ética de la traición. El héroe de la retirada es un héroe de la traición." (pag. 274).

Es muy cierto que cuando se evoca el golpe del 23 de febrero irremediablemente se viene a la mente la entrada de Tejero al Congreso y las inolvidables imágenes de Suárez y Gutierrez Mellado haciendo frente a los golpistas. El libro, pese a describir magistralmente y con todo detalle esos hechos, no se queda ahí, sino que los interpreta y los encaja con toda lógica en la secuencia de hechos precedentes. En realidad el golpe estaba coordinado solo a medias. Tejero quería volver a las esencias del franquismo, al igual que Milans del Bosch, que fue el único general que sacó los tanques a la calle. La división Brunete, en Madrid, hizo salir a parte de sus efectivos, pero pronto volvieron al cuartel.
Armada, el verdadero cerebro del golpe, buscaba lo que se denomina un "golpe blando" Pretendía acudir al Congreso en nombre del Rey y negociar con los diputados su liberación a cambio de presidir un gobierno de salvación nacional, integrado por todos los partidos políticos. Solo la patética discusión con Tejero, a las puertas del hemiciclo hizo fracasar la operación. Tejero se dio cuenta de que había sido utilizado y prefirió que todo fracasara antes que mancillar su honor. El discurso televisado del Rey hizo el resto. A pesar de permanecer toda la noche a la expectativa, ningún general se atrevió a levantarse contra el orden constitucional. Al igual que el resto de la ciudadanía y organizaciones sociales esperaron hasta saber en qué dirección iba a soplar el viento definitivamente esa noche. Nadie quiso arriesgar lo más mínimo. El recuerdo de la Guerra Civil estaba todavía muy vivo.

Tuvo que ser a través de la dura prueba de un golpe de Estado como se consolidó la joven democracia española. Todas las intrigas e irresponsabilidades precedentes desembocaron en un momento dramático, que solo fracasó por la ineptitud de sus organizadores. Javier Cercas ha construido un relato sólido y magistral que abarca los precedentes y consecuencias del golpe a partir del analísis minucioso y casi científico de las imágenes recogidas por Televisión Española. Como ciudadano de este país, el autor de este artículo ha conocido detalles de la historia española de los que no tenía noticia y ha comprendido mucho mejor las motivaciones de los actos de los protagonistas de aquellos años. Además, la escritura de Cercas es elegante y cristalina: no hay oscuridades en su texto que al final, aunque en principio no lo pretendía, constituye un merecido homenaje al presidente Suárez y a su gesto: "(...)permaneciendo en su escaño mientras las balas zumbaban a su alrededor en el hemiciclo durante la tarde del 23 de febrero, Suárez no sólo se redimía él, sino que de algún modo redimía a todo su país de haber colaborado masivamente con el Franquismo. Quién sabe: quizá por eso - quizá también por eso - Suárez no se tiró". (pag. 385).

lunes, 19 de octubre de 2009

SUITE 101


He firmado un contrato de colaboración con la web "Suite 101", para publicar artículos en la misma. Espero estar a la altura de su nivel de exigencia. A partir de ahora, cuando publique un artículo allí, dejaré un enlace directo por aquí, para facilitar su lectura a los visitantes de este blog.

Muchas gracias por anticipado a todos los lectores.

domingo, 18 de octubre de 2009

COSTA-GAVRAS. PALABRAS LÚCIDAS.


Un pequeño extracto de la magnífica entrevista que el suplemento Babelia realizó al gran director Constantin Costa-Gavras, que estrena una nueva película acerca de la inmigración:

"El capitalismo, esa pasión por el dinero. Dinero, dinero, tener más coches y más grandes, una casa en el campo, piscina, eso es lo que mueve hoy al mundo. En el pasado hice una película, Consejo de familia, que creo que no me salió bien del todo porque lo que yo quería era mostrar que ahora la sociedad piensa más en la cantidad que en la calidad de la vida. ¿Y dónde está esa calidad? En las relaciones, en el amor, en el humor, en cómo recibimos al extraño. Es aquí donde Europa puede representar un papel importante y es lo que yo les reprocho a los dirigientes y políticos europeos. Europa ha vivido todo lo peor, las masacres, las guerras más terribles, junto a lo más maravilloso, el arte, la filosofía, la literatura. ¿Y qué hacemos ahora que estamos juntos en la Unión Europea? Hablar de economía, ver dónde se gana más dinero. Cuando cayó el muro de Berlín pensamos que por fín el mundo iba a ser diferente, pero no, es peor. ¿Qué le estamos diciendo a la juventud sobre la necesidad de crear un mundo mejor? Que todo, el medio ambiente, el paro, la economía, que todo es peor, que no hay esperanza. No proponemos una vida mejor, sólo que cada vez vamos hacia un mundo más oscuro".

"(...) Tengo la sensación de que estamos echando marcha atrás, de que volvemos a los años previos a la Revolución Francesa, en los que una minoría, la nobleza, lo tenía todo. Hoy parece que estamos reviviendo aquello, hay una mayoría de gente que es la que hace todo el trabajo, que es la que permite que la sociedad siga funcionando, frente a los capitalistas que son la nueva nobleza. Necesitamos otra revolución, sin sangre, para cambiar esta situación."

miércoles, 14 de octubre de 2009

ÁGORA (2009), DE ALEJANDRO AMENÁBAR. TRATADO SOBRE LA INTOLERANCIA.


No voy a descubrir aquí que la carrera de Alejandro Amenábar es una de las más sorprendentes del cine español. Fundamentalmente se basa en que le han dejado hacer lo que ha querido y le ha salido muy bien. Si sus dos primeras realizaciones se sostenian en dosis de suspense muy bien administradas (y, por qué no decirlo, en el magnífico trabajo de Eduardo Noriega), a mi entender en "Los otros", bajaba un poco el nivel, entregando una cinta de terror psicológico demasiado convencional. "Mar adentro", quizá su película más arriesgada y, a la postre, el mayor de sus triunfos, sorprendió a propios y extraños por el acertado acercamiento a un asunto tan delicado como la eutanasia.

Lo cierto es que con tan pocas películas en su haber, Amenábar se ha ganado un estatus privilegiado, lo cual le da absoluta libertad para elegir sus proyectos y tomarse el tiempo necesario para desarrollarlos. Y eso se nota en muchas características de la parcialmente fallida "Ágora". El director pretende en esta ocasión elaborar un depurado discurso acerca de la intolerancia religiosa, acerca del origen de esos fundamentalismos que hoy nos siguen acechando. Y es un acierto remontarse al siglo IV y revivir al hasta hace poco semidesconocido personaje de Hipatia de Alejandría, que se nos presenta aquí como una lúcida filósofa y astrónoma cuyos únicos dogmas son el conocimiento, la verdad y la filosofía. Su vida entera está consagrada a estos ideales y ni siquiera el amor (y mucho menos el sexo) son capaces de interponerse en su búsqueda del saber.

Hasta el momento en que transcurre la película el Imperio Romano apenas había sufrido conflictos religiosos, por el mero hecho de haber sido absolutamente tolerante con el resto de creencias e integrar a dioses extranjeros en su propio panteón. Con el Cristianismo sucedió algo totalmente distinto, pues se trató de una religión diferente, incompatible con todas las demás creencias. La película retrata la creciente influencia de los cristianos en Alejandría, el conflicto desatado frente al paganismo (y posteriormente frente al judaísmo) donde ambos bandos cometen atropellos y barbaridades, a pesar de las advertencias de la única mente lúcida entre aquella vorágine, la de Hipatia, que no hace más que recordar lo que es evidente para todos, pero nuestra ceguera nos impide ver: que es mucho más lo que une a los hombres que lo que los separa.

Hace poco, navegando por alguno de los blogs laicistas por los que suelo dejarme caer de vez en cuando, encontré un curioso gráfico en el que se describía mediante una curva la evolución de la ciencia a través de los siglos. Si en la Antiguedad la línea era claramente ascendente, durante la Edad Media, coincidiendo con el auge del Cristianismo, existe un estremecedor vacío, un retroceso brutal, que solo empieza a remontar con la llegada del Renacimiento. La película refleja muy bien este hecho incontestable a través de la desoladora secuencia de la ruina de la mítica biblioteca de Alejandría: el saber acumulado pacientemente durante siglos es destruído en pocos minutos por una turba de cristianos sedientos de sangre pagana. Los hasta no hace mucho perseguidos se han transformado en impecables perseguidores. Como suele ocurrir con todos los fanatismos, la destrucción de libros es una medida necesaria para cambiar la sociedad, para crear a un hombre nuevo modelado únicamente con la doctrina permitida, la única verdadera. Para aquel entonces las enseñanzas originarias de un tal Jesucristo han sido ya olvidadas o tergiversadas. En una reveladora escena se llega a decir que la capacidad de perdonar solo es facultad del propio Jesús, no de los simples cristianos de base. Esto explica mucho de lo que vendría luego. En cualquier caso, Hipatia, la filósofa mártir, no quiere renunciar a sus ideas. Probablemente, siempre siguiendo el guión de la película, pues de la historia auténtica apenas conocemos nada, fue una de las primeras mujeres acusadas de brujería.

La norma general de este tipo de superproducciones históricas dicta que el vestuario y los decorados deben ser espectacularmente fieles a la época que se está retratando y que el guión debe tratar temas universales, extrapolables siempre a la época actual. En esto la película de Amenábar es impecable y consigue lo que pretende: suscitar debate, a pesar de que no me diga nada que no supiera ya.

Obligado es destacar el reflejo de la pasión por la astronomía del propio director en el retrato de la filósofa, que dedica sus esfuerzos a tratar de establecer las leyes que rigen el movimiento de los astros en el firmamento. Amenábar quiere poner énfasis en el hecho de que somos diminutos como hormigas en la inmensidad del universo y tal parecen los humanos en las secuencias de movimientos de masas vistas desde muy arriba. A veces la cámara se aleja tanto que vemos a la Tierra suspendida en el espacio, en unas secuencias de estilo documental que no vienen muy al caso, pues perdemos la perspectiva de la acción a cambio de unas imágenes preciosistas, pero vacías de contenido. Un evidente homenaje del director a la serie "Cosmos", de Carl Sagan en la que, según parece, escuchó por vez primera el nombre de Hipatia.

A pesar de algunos defectos, como la frialdad de los personajes, con los que difícilmente podemos identificarnos, "Ágora" resulta ser una propuesta muy interesante, una reflexión sobre la decadencia, sobre como las bases que sostienen el conocimiento son mucho más endebles de lo que podemos imaginar. A veces lo dogmático resulta mucho más atractivo y fácil de digerir por las masas que lo científico o racional. Es un peligro para el que nunca sobran las advertencias.

MALDITOS BASTARDOS (2009), DE QUENTIN TARANTINO. HISTORIA ALTERNATIVA.


A pesar de ser un friki declarado del tema de la Segunda Guerra Mundial, lo cierto es que cuando se estrenó esta película hará un mes, no tuve demasiado interés en verla. Pero al final he caído pues, queramos o no, el mercado nos impone unos determinadas producciones que hay que ver (de la otra película con estas características, "Ágora", de Amenábar, hablaré en la siguiente entrada).

¿Qué puedo decir de "Malditos bastardos"? Lo primero es que no hay que tomársela demasiado en serio. Lo segundo es que resulta enormemente entretenida y sus dos horas y media de metraje transcurren en un santiamén, lo cual no quiere decir que sea una gran película, sino un producto de consumo rápido para el espectador, al que se mantiene pegado a la butaca a base de suspense y sorpresas, pero al que seguramente una segunda visión de la cinta se le hará poco digerible.

La visión de la Segunda Guerra Mundial de Tarantino no está basada, como la de Spielberg, en el hiperrealismo, sino en la caricatura , bebiendo de las fuentes del cine bélico de serie B, que tanto idolatra el director. La parodia de un Hitler histérico y mentecato ya la hemos visto muchas veces, en esta ocasión con acompañamiento de un buen número de altos jerarcas, a los que se señala con su nombre a su llegada al cine donde se va a proyectar la película propagandística. Resulta un tanto insólito observar la pericia y ardor guerrero que demuestra el comando aliado formado por judíos frente a unos soldados nazis absolutamente incompetentes. A veces cuesta imaginar cómo es que esos soldados que se dejan capturar masivamente por un pequeño grupo de guerrilleros conquistaron Europa en un par de años, pero son cosas de la visión de Tarantino, al que sobre todo le interesa mostrar sangre y vísceras. Provocar la carcajada del espectador, más que horrorizarlo. La excepción a esta incompentencia es el magnífico personaje de Hans Landa, un oficial de las SS, maquiavélico y retorcido, el único capaz de poner en dificultades a los "buenos" de la película.

Quizá lo más interesante de esta propuesta sea el discurso acerca de la importancia del arte cinematográfico que posee. Bien es sabido que los mejores cineastas alemanes y austriacos (excepción hecha de Leni Riefensthal) hubieron de huir del régimen nacionalsocialista. Para Hitler el cine, además de diversión, debía ser una forma de educar al pueblo y proporcionarle moral acerca de la marcha de la guerra. Por ello constituye un acontecimiento tan importante el estreno de una película que habla sobre la superioridad del soldado alemán y que acabará siendo (involutariamente) un homenaje en directo al mejor cine expresionista, con Fritz Lang a la cabeza. El cine homenajeado dentro del cine, Tarantino influenciado sin rubor por toda clase de obras cinematográficas de mejor o peor calidad, pero consiguiendo el milagro de constituir un mundo (alternativo) propio, con sus propias reglas y su propia coherencia interna. El espectador solo tiene que renunciar a ciertas normas racionales y participar de él mediante su disfrute personal, pues esto, y no otra cosa, es lo que le está pidiendo la película.

viernes, 9 de octubre de 2009

LUCES DE BOHEMIA (1924), DE RAMÓN DEL VALLE INCLÁN. LA PATRIA DEL ESPERPENTO.


Volver a leer esta magnífica obra me ha llevado de nuevo a los tiempos del instituto, cuando la leímos y comentamos como parte del programa de estudios. Para mí la literatura, más que una asignatura, era una bendición, una ocupación muy divertida que te permitía analizar otras vidas, otros puntos de vista.

Max Estrella representa la quintaesencia del genio español, ninguneado por las autoridades e ignorado por el vulgo. "Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del gato", "Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento", proclama Max, aún a sabiendas de que muchos de nuestros héroes clásicos vienen de una tradición esperpéntica: el Quijote, el Buscón... héroes que se topan con la realidad o deben ser más astutos que ella para sobrevivir. Héroes de una España oscilante entre el recuerdo de pasadas glorias imperiales y la mera picaresca.

Poco puedo añadir yo aquí a todo lo que se ha dicho ya acerca de "Luces de bohemia". Se trata de la obra de un genio, dotada unos diálogos aparentemente caóticos, pero de una rara perfección en el uso de distintos niveles de lenguaje. Una crítica feroz al regimen imperante en nuestro país, que, desgraciadamente, aún sigue estando de plena vigencia. Lo estaba cuando la leí en el instituto y lo sigue estando ahora. Es el esperpento lo que domina la vida nacional. El partido en el gobierno intenta capear con medidas improvisadas una crisis que negó cuando todo el mundo empezaba a sentirla en sus carnes. El principal partido de la oposición pretende gobernar el país cuando no es capaz de gobernarse a sí mismo. El partido que parecía aglutinar últimamente la ilusión de muchas personas se desangra en luchas internas. El mismo teatro de variedades de siempre. El ciudadano, como de costumbre, aletargado, alimentado de pan y circo, de cotilleos, de zafiedades o de espectáculos deportivos, en cuyos espejos los deportistas millonarios pueden ver reflejados sus enormes egos. "En España el trabajo y la inteligencia se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero".

Con solo encender la televisión, ya podemos gozar de nuestro esperpento cotidiano. Yo contaré uno que ví en el telediario esta misma semana. La noticia era que en la feria de Vélez-Málaga se había exhibido publicidad de una conocida constructora que, seguramente en horas bajas, trataba de llamar la atención con la foto de una señorita que muestra un atractivo trasero mientras realiza labores propias de la albañilería. Para entendernos, la foto que podemos encontrar en cualquier taller de reparación de vehículos de nuestra geografía. Pues bien, la polémica estribaba en que la foto había estado expuesta varios días bajo la mirada de todos, niños y mayores, lo cual parecía constituir un atentado contra los derechos de la infancia. Ni que decir tiene que el telediario nos deleitó con imágenes de la mencionada señorita durante al menos medio minuto, sin duda para ofrecernos una información lo más veraz posible. Realmente poco parecía importar que fueran las tres de la tarde y que el reportaje denunciara lo mismo que estaba ofreciendo en ese momento: la exhibición de material erótico a los ojos de los niños. Al parecer a esa hora no debía haber niños viendo la tele. Pero lo más esperpéntico de todo fue la entrevista con la alcaldesa de Vélez-Málaga, que parecía no haberse enterado de la polémica hasta varios días después (su condición de mujer parecía hacerla aún más culpable) y que, en vez de responder a las preguntas del periodista sobre un caso tan morboso, se dedicó a explayarse acerca de temas de política municipal que no creo que interesaran demasiado a los espectadores del telediario y a arremeter contra su némesis particular, Francisco Bonilla, al cual sin duda conocen todos los españoles. A mí, que por haber vivido allí, conozco algo de la penosa política municipal veleña y de los personajes que la componen, todo aquello me pareció risible. Solo puede calificarse con una palabra, que Valle Inclán convirtió en un género literario solo apto para nuestro país: esperpento.

TOLEDO.


Despertar por la mañana y poder admirar desde la ventana de tu habitación el famoso perfil de Toledo resulta todo un privilegio (se puede pinchar en la foto para verla mejor). A Toledo se le suele denominar la "ciudad de las tres culturas". Evidentemente esto es cosa del pasado, asunto de novelas magníficas como "La judía de Toledo", de Lion Feuchtwanger o "El puente de Alcántara", de Frank Baer.

En la actualidad el centro de Toledo es una especie de ciudad-museo, que se aparece a mis ojos exactamente igual que en mis dos visitas anteriores, la primera de ellas hace casi veinticinco años. Yo aconsejo al viajero experimentar una primera toma de contacto nocturna, que es cuando la ciudad adquiere su auténtico aire misterioso, de pasado suspendido que nos susurra al oido miles de historias de esplendor y decadencia. Las cadenas de los antiguos cautivos cristianos liberados durante la conquista de Málaga, que cuelgan en la fachada de San Juan de los Reyes nos hablan claramente de la desesperanza que produce la falta de libertad. Los callejones de la judería están solo levemente iluminados. Quizá los espíritus de sus antiguos habitantes se reunan a rezar en alguna de las sinagogas que quedan en pie.

Al salir el Sol el hechizo se rompe en parte. Aparece otra Toledo, más monumental y más solemne, mucho más prosaica. La catedral apabulla por sus muchos tesoros y su sacristía repleta de cuadros de primera categoría con "El expolio" de El Greco como mejor ejemplo. Nos sorprende encontrar una capilla mozárabe, fruto del celo del cardenal Cisneros por preservar un rito que aún era practicado en el siglo XVI por numerosos ciudadanos, y que proviene de la época visigoda. El retablo de la capilla mayor, así como su magnífica reja son absolutamente indescriptibles por su belleza. Lo mejor es sentarse y contemplarlos para ir asimilando las diversas escenas que lo componen. Quizá el objeto más famoso de la catedral es la custodia de Enrique de Arfe , una auténtica obra maestra, realizada con la mayor exquisitez, para mayor gloria de la Iglesia, que contaba con los medios para permitirse semejante tesoro. No ha perdido tan excelsa tradición la Iglesia de nuestros días, por lo que puede verse en las vitrinas algún valioso objeto de adquisición muy reciente, encargado como autohomenaje por parte de algún Cardenal Primado. Aunque el Reino de Dios se supone que no es de este mundo, su lustre sí que lo es.

Aunque el monumento más visitado de Toledo es la catedral, hay mucho más que ver en la antigua ciudad. No hay que perderse el claustro de la ya mencionada iglesia de San Juan de los Reyes, una auténtica lección de zoología fantástica. Hay que visitar las sinagogas y la primitiva mezquita del Cristo de la Luz, pedazos fundamentales, aunque ya casi olvidados de nuestra historia. Hay que ir a echar un vistazo a la imponente mole del Alcázar y rememorar una parte siniestra de esa misma historia que aún nos sigue afectando, queramos o no. Tenía mucha curiosidad, después de haber visto en un libro la imagen de unos milicianos disparando desde la plaza del Zocodover, de saber cual el la distancia entre dicha plaza y el Alcázar. Se encuentran pavorosamente cerca. Tanto que seguramente ambos bandos podían mantener conversaciones, no precisamente amistosas, desde sus respectivas posiciones. El Alcázar se encuentra en restauración para acoger el museo del ejército y no puede visitarse en la actualidad.

Hay un elemento, solo uno, de Toledo, que podría criticar. Y es que sus calles están repletas de tiendas monotemáticas, dedicadas fundamentalmente a engatusar al turista para que se lleve a casa una espada o, a poder ser, una armadura de auténtico acero toledano. Aburre pasar por tantas tiendas con el mismo reclamo en sus escaparates. Me recuerda a lo que ocurrió en el poblado de Asterix en el album "Obelix y compañía", donde el pueblo se llenaba de negocios dedicados a la venta de menhires. Es de suponer que se trata de una industria próspera, cuando existe tanta competencia. Ciertamente no pude localizar ni una sola librería (con excepción de una pequeña, de lance), entre este laberinto de calles antiguas. Es una lástima. A algunos visitantes nos gustan otro tipo de recuerdos.

miércoles, 7 de octubre de 2009

CISNES SALVAJES (1991), DE JUNG CHANG. GENERACIÓN MAO.


Seguramente, si no me hubiera recomendado su lectura un amigo de toda confianza, jamás me habría fijado en este libro, pues a primera vista parece el típico best seller histórico-sentimentaloide. Y hubiera sido una auténtica lástima, pues hubiera prescindido de una lectura muy interesante, la crónica de una familia repetidamente golpeada por el acontecer de la Historia.

La narración no comienza con el nacimiento de la propia Jung Chang, sino décadas antes, con la juventud de su abuela, convertida en concubina para sobrevivir. China, durante la primera mitad del siglo XX es un país en constante guerra civil y que debe enfrentarse a una despiadada invasión japonesa. La victoria final de los comunistas parece que va a abrir un nuevo periodo de paz y properidad para el país. Es en estos años de triunfo comunista cuando entra en escena el que quizá sea el personaje más interesante de la novela: el padre de la protagonista.

A Wang Shou podriamos definirlo como un puritano, un asceta del nuevo orden socialista, un creyente para el que el Partido es siempre lo primero, anteponiéndolo sin ningún tipo de dudas a su familia. Un alto funcionario incorruptible, que no es capaz ni siquiera de gastar una hoja de papel de su oficina para uso personal. Un hombre leal como pocos, que va a sufrir la más cruel represión cuando Mao desate sus dos grandes locuras: el Gran salto adelante y la Revolución Cultural.

Personalmente, la parte de la novela que más me ha interesado son los años de tiranía maoísta. Había leído algun artículo suelto acerca del dirigente chino, pero nunca había tenido ocasión de comprobar detalladamente como sus absurdas decisiones martirizaron a millones de chinos. Realmente parece una norma que siempre se cumple el hecho de que, en los regímenes comunistas, siempre alcance la cúspide del poder el dirigente más despiadado, el que menos escrúpulos tiene. Stalin lo consiguió en la Unión Soviética. A través de pavorosas purgas tomó el poder con mano de hierro y gobernó por medio del terror. Mao tomó a Stalin por modelo, solo que sus decisiones fueron absolutamente irracionales (se podría utilizar el adjetivo cómicas si no estuvieramos hablando de algo tan trágico). El Gran salto adelante fue fruto de la repentina obsesión de Mao de producir acero a toda costa. Se abandonaron los trabajos agrícolas por orden suya y vinieron años de hambre. La Revolución Cultural fue peor aún. Derivada de las luchas de poder entre los dirigentes chinos, Mao transtornó las estructuras sociales vigentes hasta la fecha y fomentó la persecución de funcionarios, profesores e intelectuales, desatándose un clima inquisitorial y de terror sin precedentes. Se destruyeron libros y bienes culturales irremplazables y Mao comenzó a ser venerado como un auténtico dios en la tierra.

La familia de la narradora sufrió especialmente con todos estos hechos. Los padres, irreprochables funcionarios comunistas hasta la fecha, cayeron en desgracia. Jung Chang y sus hermanos fueron enviados al campo, mientras el caos se desataba en las ciudades. Entretanto, Mao consolidaba su poder entre millones de muertos. Resulta sumamente interesante la narración que realiza la autora del resquebrajamiento de su propia fe en Mao. El culto a Mao supuso una especie de lavado de cerebro colectivo para la población china. Sus libros y discursos eran la única lectura permitida y sus palabras eran retransmitidas constantemente por altavoces situados en todas las esquinas. Los chinos eran una especie de secta dedicada a satisfacer la más absurdas locuras de su líder. Si Mao decía que las plantas eran malas para la revolución, miles de chinos se dedicaban a arrancar hierba y a derribar árboles. Y no fueron pocas las decisiones descabelladas que tomó en aquellos duros años. Jung Chang explica muy bien sus sentimientos en este párrafo:

"Al igual que muchos chinos, me hallaba entonces imposibilitada para desarrollar un pensamiento racional. Nos sentiamos todos tan acobardados y confundidos por el miedo y el adoctrinamiento que nos hubiera resultado inconcebible apartarnos del camino señalado por Mao. Además, estábamos tan abrumados por las falacias de la retórica, la desinformación y la hipocresía que resultaba prácticamente imposible vislumbrar la realidad de la situación y llegar a un juicio sensato."

Poco a poco, Jung Chang va recuperando su libertad de pensamiento y su amor a Mao se transforma en un profundo odio. A su muerte comienzan a llegar algunas reformas que racionalizan la vida de los ciudadanos. Sabemos que cumplió su principal anhelo: vivir en occidente. Un occidente que le habían pintado como un lugar corrupto y salvaje. Gracias a ello pudo editar este libro y dar a conocer como era la vida en la China de Mao desde dentro. Pese a no poseer grandes méritos estrictamente literarios, realmente se trata de una narración valiente en la que la autora se enfrenta a sus propios fantasmas, a los que consigue vencer desarrollando su propia individualidad y su inteligencia, algo que no había podido hacer en su país de origen.

lunes, 5 de octubre de 2009

EL SECRETO DE SUS OJOS (2009), DE JUAN JOSÉ CAMPANELLA. LA JUSTICIA COMO RELATO.


A veces vamos al cine simplemente a evadirnos un rato de la realidad. En otras ocasiones acudimos ciertamente esperanzados en que nos cuenten una buena historia que nos pueda hacer reflexionar. Pocas veces salimos deslumbrados de la sala oscura, sintiendo que acabamos de visionar una película que se convertirá pronto en un clásico. Y es que "El secreto de sus ojos" es un pequeño prodigio del cine argentino en el que se conjugan a la perfección todas sus piezas para fabricar un artefacto que funciona maravillosamente bien.

Uno de los grandes aciertos de la cinta es la maestría en la creación de ambientes. Asistimos a las vivencias de un grupo de funcionarios que realizan su labor profesional (o laburo) en un juzgado. Un mundo caótico de interminables expedientes, muy parecido a los juzgados españoles que todos conocemos. Pero pronto nos damos cuenta de que algo no funciona como debería. Ante un caso macabro de violación y asesinato, el secretario judicial Expósito advierte que se ha detenido y torturado a dos inocentes y, tras conocer al joven viudo, decide tomarse el descubrir al auténtico asesino como algo personal. En realidad conocemos a dos Expósitos: el Expósito maduro, que veinticinco años después de los hechos decide escribir una novela sobre los mismos y el Expósito en la flor de la vida, dotado de un innato sentido de la justicia y que cree descubrir al culpable a través de la mirada que muestra una foto. Una idea similar recorría la novela "Plenilunio", de Antonio Muñoz Molina, en la que el inspector protagonista buscaba al asesino a través de los ojos de las personas con las que se cruzaba por la calle.

Pero la película de Campanella no es solo un thriller criminal de aire sombrío, sino que combina magistralmente otros muchos temas que resultan tan auténticos como la misma vida: el amor casi sin palabras y sin hechos, pero verdadero, que vive el protagonista con su compañera de trabajo. En palabras del propio Darín: " Es una historia de amor. El amor que no ha sufrido el deterioro de la rutina porque no pudo ser. Es perverso, incómodo si uno tiene relaciones duraderas. Te lleva a reflexionar sobre tu propia vida. La convivencia erosiona el amor, por eso uno tiene que aprender a reciclarlo continuamente." La denuncia contundente de lo que significa vivir en una dictadura con una sola escena, la terrible escena del ascensor, donde un matón solo tiene que exhibir su arma para desvelarnos la auténtica cara de los regímenes totalitarios. La auténtica amistad, la del compañero de Expósito, un magistral Guillermo Francella, que borda su papel de borrachín lúcido, que no duda en sacrificarse por su amigo. Precisamente gracias a este personaje, que sabe mucho de la vida, es posible cazar al asesino: sabe que lo que mueve al mundo es la pasión de cada cual. Y defiende, de paso, su propia pasión: sentarse en un sórdido bar, emborrarcharse y mirar la vida. En nuestras pasiones, en nuestras aficiones, está nuestro auténtico destino.

Al igual que las máquinas de escribir del juzgado de Expósito, la justicia funciona mal en la Argentina de la dictadura. Los caprichos de los que mandan están por encima del Código Penal y los esfuerzos desinteresados de los protagonistas por capturar al asesino (magistral el plano secuencia de la captura en el campo de fútbol, una de las escenas mejor planificadas de los últimos años), van a quedar en agua de borrajas. Y aquí podemos plantear una cuestión ética: ¿es lícito tomarnos la justicia por nuestra mano en este caso? El sorprendente final que, por supuesto, no desvelaré aquí, deja planteadas muchas más preguntas que respuestas. Esa es la misión de las grandes obras cinematográficas: introducir al espectador en una gran historia, sacudir su conciencia y dejarle una huella que le haga reflexionar acerca del mundo en el que vivimos. Sigan mi consejo y no se la pierdan. Y háganlo, a ser posible, en la sala oscura, tras pasar por taquilla. Es la mejor manera de apoyar esta manera de entender el cine.


viernes, 2 de octubre de 2009

CLUBES DE LECTURA EN MÁLAGA. OCTUBRE.


Octubre se presenta como un mes muy interesante en el ámbito de los talleres de lectura de la ciudad de Málaga. La novedad más importante es la iniciativa de la librería Cincoechegaray de iniciar uno dedicado estrictamente al estudio de obras ensayísticas. Este martes día 6 se celebrará la presentación, a la que no pienso faltar. Alguna vez he reclamado algo así en los debates de los jueves, porque debatir acerca de obras no circunscritas estrictamente a la narrativa me parece apasionante. Como primer plato tenemos "El hegemonismo de EE UU y el desvanecimiento del proyecto europeo", de Samir Amin (el día 27), un librito editado por El viejo topo, que denuncia el imperialismo, a veces encubierto, practicado por los Estados Unidos. Para noviembre está previsto nada menos que "God & gun, apuntes de polemología", de uno de nuestros más lúcidos ensayistas, Rafael Sánchez Ferlosio. Esperemos que se sumen muchos lectores a la iniciativa.

En el club de lectura ya clásico del último jueves del mes de la misma Cincoechegaray, tenemos (para el día 29) un libro de la escritora austriaca Ingeborg Bachman, "Malina", de la yo no tenía referencia alguna hasta ahora. Parece ser la historia de la búsqueda de su identidad de varios personajes, pero no podré dar una opinión hasta haberla leído.
Para noviembre, otro autor en lengua alemana, pero mucho más conocido: "Berlín Alexanderplatz", de Alfred Doblin.

Respecto al club de lectura de la Biblioteca Provincial, para este mes se leerá el clásico de Valle Inclán "Luces de bohemia", que muchos leímos ya en su día en el instituto. Poco que decir acerca de una obra tan conocida que no se haya dicho ya. Como se trata de un libro de pocas páginas, es posible que se lea algún otro durante el mes. Se está hablando de "La región más transparente", del mexicano Carlos Fuentes, que hace poco fue objeto de una edición conmemorativa.

Mis amigos de la Sociedad de Amigos de la Cultura de Vélez-Málaga tenían previsto reanudar este mes el club de lectura, pero todavía no he recibido ninguna comunicación acerca del día de reunión. Los libros que estaban previstos eran "Anatomía de un instante", de Javier Cercas, una crónica acerca del 23-F a la que tengo muchísimas ganas de hincarle el diente y "Donde el corazón te lleve", de Susana Tamaro.

Respecto al Club de lectura de la Fnac, quedó pendiente el mes pasado "El coloso de Nueva York" de Colson Whitehead, pero parece que este mes, consultando la programación, no va a quedar espacio para su celebración. Cuando vea a Isabel, su coordinadora, por la tienda, le preguntaré al respecto.

Hasta aquí la agenda para octubre. Si me entero de alguna cosa más, por supuesto que iré informando. Hay otros clubes de lectura en la provincia de Málaga, sobre todo en las bibliotecas. Si alguien quiere hablar sobre alguno, solo tiene que dejar un comentario.

Por cierto, he elegido el cuadro porque me ha llamado la atención: un lector en una cafetería idílica, donde parece poder concentrarse en las páginas del libro. Ayer les comentaba a los amigos del club de lectura de la biblioteca que yo no conozco ningún establecimiento en Málaga donde se pueda leer en paz. Los que no están llenos de humo y repletos de clientes vociferantes tienen la televisión a todo volumen, casi siempre con vociferantes tertulianos del corazón. Tampoco suelen faltar los desagradables sonidos de alguna máquina tragaperras. ¿Alguien conoce alguna cafetería en Málaga medianamente tranquila? En otras ciudades existen.

LA IGLESIA DE LA VERA CRUZ.


Somos lo que recordamos y a veces dudamos de nuestros propios recuerdos. El caso es que si invoco mi primer viaje a Segovia, de niño, me veo a mí mismo observando la impresionante panorámica desde el Alcázar. A lo lejos, se atisba una iglesia con aspecto de ser muy antigua, un templo con una arquitectura muy singular. Alguien, a mi lado, comenta: "Es una iglesia templaria". La palabra se me quedó grabada. Más tarde supe que los templarios eran una orden militar muy evocadora, de triste final. Cada vez que recordaba este remoto episodio de mi vida se me aparecía como algo muy confuso ¿lo había vivido o lo había soñado? Nada más fácil que salir de dudas investigando acerca de alguna iglesia del Temple a las afueras de Segovia, pero nunca quise hacerlo. Preferí esperar a volver algún día a la ciudad a resolver el "misterio".

Efectivamente, mis recuerdos eran ciertos. El templo existía y, por supuesto, una de las primeras cosas que hicimos al llegar a la ciudad fue visitarlo, no sin cierta emoción oculta por mi parte. Se halla en una zona muy interesante, muy cerca de la iglesia donde está enterrado San Juan de la Cruz, un lugar bastante menos frecuentado por los turistas que el centro. La iglesia pertenece a la Orden de Malta. En clase de derecho internacional estudiamos que se trata de un curioso ente soberano sin territorio físico, gobernado por el llamado "Gran Maestre". Tiene unos doce mil súbditos en todo el mundo. Parece ser que el templo en realidad no tiene un origen templario, sino que fue edificado por la Orden del Santo Sepulcro, otra orden militar que participó en las Cruzadas. De hecho, la singular disposición circular de la nave coincide con los templos que los cruzados edificaron en Palestina. Lo cierto es que el interior rezuma cierto misterio. Las paredes de piedra se encuentran prácticamente desnudas, aunque existen restos de policromía, por lo que hace siglos debían encontrarse decoradas con frescos. En el centro de la nave existe una escalera que lleva a una sala con un altar de estilo mudéjar, donde parece ser que los caballeros velaban sus armas antes de su ingreso en la orden. Ahí aparezco yo, emulando a tales caballeros, en una foto clandestina, pues está prohibido fotografiar el interior del templo.

Una iglesia singular, repleta de historia, que se ha cruzado de manera hermosa en mi pequeña historia personal.