viernes, 23 de octubre de 2009

CORRIENDO HACIA EL FUTURO.


Durante muchos años, la fábrica de componentes telefónicos de Citesa situada en el barrio de Martiricos (Málaga), dio trabajo estable a cientos de personas, entre ellas mi padre. Trabajo del de antes: un puesto fijo para toda la vida, con pagas extra, horas extraordinarias y vacaciones. Poco a poco la fábrica fue perdiendo importancia. A mi padre le prejubilaron con una buena indemnización, como a muchos otros, dando paso al trabajo de las jóvenes generaciones con contratos basura. En un determinado momento, el enorme edificio fue completamente abandonado y la plantilla que quedaba trasladada al Parque Tecnológico. La construcción quedó como un monumento mudo (uno más) al pasado industrial de la ciudad donde vivo. La fábrica fue catalogada como edificio protegido, por su singular arquitectura.

Si viviéramos en un mundo racional, donde se tomaran las decisiones correctas, tal infraestructura, de miles de metros cuadrados, habría sido aprovechada como gran centro social para un barrio que carece de instalaciones de ese tipo. El edificio habría podido adaptarse perfectamente y sin mucho coste a biblioteca, auditorio, salón de actos, pistas deportivas, parque... había espacio para todo eso y para mucho más. Es más, la estructura de las naves parecían concebidas para ese uso. La (risible) candidatura de Málaga a capital europea de la cultura se merecía algo así.

Pero no. Hace un par de meses comenzó la demolición del edificio. A mí se me cae el alma a los pies al ver los escombros en los que se ha convertido un lugar que tanto significó para el bienestar de mi familia y de tantas otras. Pero ¿cuál es la finalidad del derribo? Nunca podrían adivinarlo, nuestros políticos municipales han decidido que el solar se dedique a... ¡construir viviendas, claro que sí! Nada menos que tres monstruosos rascacielos de treinta plantas van a añadir aún más densidad de población a la zona donde vivo. Seguramente las plantas altas serán las más valoradas, porque desde allí podrá verse el fútbol gratis. Sí señor, en los tiempos que corren, eso es lo que hace falta, construir nuevas viviendas. Como si no hubiera ya miles de ellas deshabitadas en toda la provincia y sin posibilidad de ser vendidas...

Pero yo ya intuyo lo que va ocurrir. O bien la promotora se da cuenta de que no va a vender nada, como es lógico en la actual coyuntura y deja aquello como un solar lleno de escombros, que con el tiempo será foco de ratas e inmundicia o bien empieza la construcción y a la mitad quiebra alguna de las empresas implicadas y aquello queda, como en tantas otras ocasiones, como unos esqueletos de edificios, monumento a la incompetencia, para que recordemos lo que pudo ser y no fue por los siglos de los siglos.

Como he leído hoy en la furgoneta de una de esas empresas que se dedican a las reformas en general: "Corriendo hacia el futuro". Corriendo sin dirección, hasta que definitivamente nos estrellemos.

2 comentarios:

  1. Me entero con tristeza de esta noticia.

    Hacía años que no pasaba por allí cerca y la última vez la fábrica ya estaba en unas condiciones lamentables de abandono.

    En nuestro caso, una parte de nuestro pasado ha desaparecido con ella.

    Un saludo desde el Exilio...

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  2. Es verdad, Vatutin, que tu padre también trabajó allí. Hoy he pasado por allí y realmente la visión es lamentable.

    Un abrazo.

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