lunes, 2 de noviembre de 2009

LA SOLEDAD DE LOS NÚMEROS PRIMOS (2008), DE PAOLO GIORDANO. HISTORIA DE DOS AUSENTES.


A veces uno se pregunta cuales son los mecanismos que hacen que un libro llegue a ser un best seller. No me refiero a las campañas publicitarias masivas que llegan incluso a los que no han leído un libro en su vida y les hacen comprar el libro de moda como motivo decorativo. He estado en casas en las que literatura brilla por su ausencia, pero en las que la trilogía Millenium en edición de Círculo de Lectores, con su envoltura de plástico todavía puesta para que no se estropeen, destacaba en la estantería de un mueble repleto de fotos familiares y objetos más o menos inútiles. A lo que me refería es al enigma del criterio que utilizan los editores y magnates de las grandes editoriales para elegir a la que va a ser la estrella del año literario. A veces se trata directamente de literatura basura, como la de Dan Brown, un escritor que ni siquiera es capaz de situar correctamente a sus personajes en las avenidas más conocidas de París. Otras veces se trata de literatura más pastosa es decir, de difícil digestión para quien está acostumbrado a platos más delicados. En esta categoría podría incluirse el libro que nos ocupa.

"La soledad de los números primos" pretende ser una historia de amores imposibles entre dos seres marginales: el chico, un genio de las ciencias casi autista, hombre de pocas, poquísimas palabras y la chica, una muchacha un poco más despierta que no sabe muy bien lo que quiere, pero que es hostil al mundo y a sí misma, pasión que manifiesta en sí misma castigándose a través de una anorexia cuya descripción resulta altamente angustiosa para el lector. Lo que a priori podría haber dado pie a una historia interesante (todas pueden serlo en manos del escritor adecuado), al final se difumina en cuantas escenas presuntamente trascendentes pero vacías de contenido.

En realidad la profesión de Giordano, físico teórico, se nota y mucho en la concepción del libro. Sus mejores hallazgos son la metáfora que compone el título de la novela y algunos pensamientos de Mattia que denotan su obsesión continua por las ciencias teóricas en oposición a su mínimo interés por la vida práctica, pero a la hora de definir personajes y situaciones se decide por trazos demasiado débiles que apenas aportan nada al lector. Respecto a los personajes secundarios, son meros comparsas de los desdibujados protagonistas. Un mérito sí que hay que reconocerle a Giordano: de algún modo ha conseguido dar a conocer su obra y colocarla como una de las más vendidas en toda Europa, por encima de miles de novelas de calidad muy superior a la suya. Hay que felicitarle por ello.


4 comentarios:

  1. De acuerdo contigo en lo escrito,sin embargo, lejos de ser una gran novela, a mi me pareció bastante entretenida.

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  2. Gracias por tu comentario, Lara. Realmente cada lector lee una novela distinta y los comentarios que yo aquí dejo son absoluta y totalmente subjetivos. A mí particularmente la novela me aburrió e irritó bastante, pero tengo compañeros que la disfrutaron, aunque a nadie le parece una obra maestra...

    Un cordial saludo.

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  3. Encuentro cierta semejanza entre el personaje de Mattia y el Michel de "Las partículas elementales" de Michel Houellebecq, un joven genio de la biología que vive una existencia apática y filosófica, y que con su incapacidad afectiva hace infeliz también a una pobre chica.

    Podemos decir que son "historias de nerds"

    "La soledad de los números primos" no está mal, pero lean a Houellebecq, por favor.

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  4. Tengo aquí desde hace tiempo "Las partículas elementales" esperando a ser leído. Espero poder hacerlo pronto, aunque tiene mucha competencia...

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