miércoles, 8 de septiembre de 2010

EL ÍDOLO DE BARRO.


Apenas veo la televisión, por lo que desconozco todos los detalles, pero el caso del profesor Neira es lo suficientemente representativo de la sociedad en la que vivimos como para comentarlo brevemente.

Los hechos son bien conocidos. El profesor Neira es testigo de la agresión de una mujer por parte de su pareja. Valientemente, se interpone y recibe un puñetazo por parte del maltratador, quedando en coma. Una historia perfecta para la prensa: el noble profesor que va a auxiliar a la dama en peligro y casi pierde la vida en el intento. Una historia que parecía tener bien definidos a sus héroes y a sus villanos y que terminó convirtiéndose en un verdadero circo mediático.

En primer lugar, la mujer agredida defendió a su agresor en cuantos programas televisivos dedicados a la carnaza quisieran pagarle, pasando de víctima a cómplice del verdugo. En segundo lugar, el despertar del profesor Neira no desveló al héroe noble que todos esperaban: en vez de intentar ser discreto y tratar de restar importancia a su actuación (no porque no la tuviera, sino porque eso hubiera sido lo deseable), aprovechó su incipiente fama para hacer lo mismo que la mujer que defendió: aparecer en todos los programas de televisión posibles, no ya para ser entrevistado en relación con su caso, sino para dedicarse a criticar de la manera más zafiamente posible al gobierno, aún causando víctimas colaterales, como las hijas de Zapatero.

Tratando de pescar en aguas revueltas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, la siempre despierta Esperanza Aguirre, aprovechó para crear un cargo a la medida de Neira: el Consejo Asesor del Observatorio contra la Violencia de Género. Más que pensar en el beneficio de las mujeres maltratadas que pudiera conllevar este nombramiento, Aguirre seguramente pensó en el beneficio de una sola mujer, ella misma, que seguró calculó unos buenos réditos electorales asociados al nombre de Neira. Estos son los criterios de selección de personal de la lideresa. Es como si a un hombre que impide un atraco a un banco hubiera que nombrarlo de inmediato director de una sucursal.

Pues bien, el héroe se ha trocado en villano en poco más de un año. Me gusta escuchar las conversaciones de mis padres en relación a las noticias de actualidad (cuando no se refieren a las noticias del corazón). Me dan la medida de la opinión del hombre de la calle. Hace un año estaban encantados con el profesor Neira, un hombre sabio que había tenido los cojones suficientes de enfrentarse a un hijoputa. Un fuera de serie. La mujer fue rápidamente transformada de víctima a pelandrusca, a la que parecía irle la marcha y se estaba sacando un buen dinero defendiendo a su novio. Un año después el profesor Neira es cazado mientras conducía bajo los efectos del alcohol y se convierte en un sinvergüenza deslenguado, un irresponsable borracho, que no se merecía el cargo que ocupaba.

A todo esto, el aludido se declara muy feliz de poder abandonar dos gravosas responsabilidades: desempeñar un cargo público y conducir su automóvil. Así es este país, que encumbra y derriba ídolos con la misma rapidez con la que se cambia de canal con el mando a distancia. Por otra parte, su jefa y lideresa simplemente suprime el cargo que ocupaba Neira, dando así idea de su utilidad y aquí no ha pasado nada.

2 comentarios:

  1. Todo parece un simple montaje político. El profesor Neira supongo que es un ciudadano más, y que las ofertas de los programas basura deben ser suculentas cuando tanta gente sucumbe en ellas, ¿no te parece?

    Abrazos
    L;)

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  2. Desde luego, Loli. La televisión se ha transformado en una máquina de retransmitir basuras y opiniones escatológicas. El profesor Neira ha resultado ser uno de sus grandes fichajes. Es lástima que su historia haya tenido que terminar de esta manera.

    Abrazos.

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