La acción de "Una jornada particular" transcurre en un siniestro edificio de viviendas, que parece concebido para que las distintas familias que habitan en él se espien unas a otras. Casi todos los inquilinos van a acudir al acontecimiento, con el uniforme fascista, como corresponde, así que el edificio va a quedar vacío, a excepción de Gabriele, un locutor de radio homosexual, que representa todo lo que el régimen italiano rechaza y Antonietta, una mujer condenada a ser madre de numerosos retoños que se adhieran al nuevo régimen. También anda por allí la portera del complejo de viviendas, la típica mujer entrometida, lo que en estas circunstancias puede suponer un peligro para cualquiera que sostenga una opinión o una actitud heterodoxa.

El eje de la película va a ser el encuentro casual entre Gabriele y Antonietta, dos vecinos que nunca habían tenido relación y que, a primera vista, parecen tener poco en común. Nada más lejos de la realidad, pues ambos son seres marcados por las circunstancias históricas que les ha tocado vivir. Antonietta, en principio, se ve atraída sexualmente por Gabriele. Cuando este le descubre su homosexualidad, su reacción es airada en principio, pero luego extrañamente comprensiva, pues acaba entendiendo que ella misma es también una mujer frustrada, golpeada por un destino que no ha tenido la posiblidad de elegir. Antonietta es una mujer inculta, pero lo suficientemente inteligente como para atisbar que el papel que le ha sido asignado por la sociedad en la que vive le ha hecho abandonar tempranamente otras muchas alternativas de las que desconoce su existencia, pero que intuye mucho más dignas que la de sirviente de su marido.

Hay que destacar ante todo la actuación y la química que desprenden dos monstruos de la pantalla como Marcello Mastroianni, lejos de sus papeles habituales de galán un poco machista y Sophia Loren, el icono sexual italiano, que pasa en esta ocasión a interpretar a una poco glamorosa madre de familia numerosa dotada de una belleza que empieza a marchitarse, que pueden consolarse mutuamente de sus desgracias durante un día entero, un día en el que podrán tomarse una tregua en su oscura cotidianidad y practicar algo muy poco frecuente en sus vidas: conversar desde el interior de su auténtico ser y alcanzar la auténtica libertad, aunque sea por unas pocas horas.

La vuelta a la realidad para Antonietta va a ser particularmente dura, pues el breve encuentro con Gabriele le ha hecho advertir la existencia de un mundo insospechado que está fuera de su alcance ya que su papel dentro de la sociedad en la que vive está perfectamente definido: esposa y madre. En este sentido, la película de Scola constituye un preciso retrato de la ideología fascista: la alienación del hombre, la destrucción del diferente y la anulación de toda voz disidente. Esto solo era posible porque el régimen fascista contaba con el apoyo de gran parte de la población.