miércoles, 23 de febrero de 2011

23F.


Treinta años ya, de aquel acontecimiento que todavía sigue guardando muchos misterios. Cuando nuestra democracia languidece y está en manos de unos políticos mediocres, es bueno recordar lo que cuesta defenderla. Esta imagen resume la dignidad de ese día: Gutiérrez Mellado y Suárez fueron los únicos diputados que plantaron valientemente cara a los golpistas. Recupero un artículo muy oportuno para este día, precisamente el primero que escribí para Suite 101, dedicado al magnífico libro de Javier Cercas, "Anatomía de un instante":

El golpe de Estado del 23 de febrero constituye un hecho capital de la historia reciente de España, rememorado a menudo por personas de distintas generaciones que fueron testigos de la intentona de Tejero que, como el propio Cercas recuerda, sólo se retransmitió en directo por la radio, ya que las imágenes de televisión solo pudieron verse al día siguiente. El autor de este texto contaba con siete años por aquel entonces, por lo que sus recuerdos son muy borrosos. Evidentemente, nada entendía de lo que estaba sucediendo, aunque sí que pudo intuir que debía tratarse de algo grave, dado el nerviosismo de sus padres aquella tarde-noche.

El autor cuenta que en principio quiso escribir una novela ambientada en aquellos días, pero la visión de las imágenes del asalto al Congreso le fascinó de tal manera que decidió redactar un ensayo para tratar de descifrar el significado de aquellos hechos y de las actitudes de los protagonistas. Como se sabe, ante el tiroteo desatado solo hubo tres diputados que no se tiraron al suelo: Gutiérrez Mellado, Suárez y Carrillo, tres personajes contradictorios, llenos de luces y sombras pero que, ante el momento decisivo, ante la prueba definitiva de sus vidas, supieron comportarse con gran dignidad, quizá salvando el honor de un país que no reaccionó ante el golpe de Estado, sino que se limitó a esperar su desenlace.

Manuel Gutierrez Mellado fue un militar que en su juventud luchó en el bando nacional. Quizá para redimirse, sus útimos años estuvieron dedicados a apuntalar la democracia como vicepresidente en el gobierno de Suárez. Santiago Carrillo dejó de lado toda una vida dedicada al fín último de lograr la dictadura del proletariado para abrazar la democracia, constituyendo en pos de ese objetivo una extraña pareja con Suárez. Adolfo Suárez, tras una fulgurante carrera en Falange, fue nombrado por el Rey presidente del gobierno como político idóneo para pilotar la transición a la democracia. Realizado con brillantez dicho cometido, quiso seguir en el gobierno más allá de su misión primigenia, ganándose numerosos enemigos durante esos años. Tantos, que a principios de 1981 estaba prácticamente solo y consumido como político. Las palabras que le dedicó el Rey cuando presentó su dimisión fueron antológicas y muy reveladoras: "Sabino, éste se va".

Los tres son definidos como "héroes de la retirada" (según denominación deHans Magnus Enzensberger en un artículo publicado el 25 de diciembre de 1989 en El País), pues tuvieron la grandeza de traicionar sus principios más sagrados, porque era lo que se necesitaba en ese momento para construir la democracia: "A veces solo se puede ser leal al presente traicionando al pasado. A veces la traición es más difícil que la lealtad. A veces la lealtad es una forma de coraje, pero otras veces es una forma de cobardía. (...) Necesitamos una ética de la traición. El héroe de la retirada es un héroe de la traición." (pag. 274).

Es muy cierto que cuando se evoca el golpe del 23 de febrero irremediablemente se viene a la mente la entrada de Tejero al Congreso y las inolvidables imágenes de Suárez y Gutierrez Mellado haciendo frente a los golpistas. El libro, pese a describir magistralmente y con todo detalle esos hechos, no se queda ahí, sino que los interpreta y los encaja con toda lógica en la secuencia de hechos precedentes. En realidad el golpe estaba coordinado solo a medias. Tejero quería volver a las esencias del franquismo, al igual que Milans del Bosch, que fue el único general que sacó los tanques a la calle. La división Brunete, en Madrid, hizo salir a parte de sus efectivos, pero pronto volvieron al cuartel.
Armada, el verdadero cerebro del golpe, buscaba lo que se denomina un "golpe blando" Pretendía acudir al Congreso en nombre del Rey y negociar con los diputados su liberación a cambio de presidir un gobierno de salvación nacional, integrado por todos los partidos políticos. Solo la patética discusión con Tejero, a las puertas del hemiciclo hizo fracasar la operación. Tejero se dio cuenta de que había sido utilizado y prefirió que todo fracasara antes que mancillar su honor. El discurso televisado del Rey hizo el resto. A pesar de permanecer toda la noche a la expectativa, ningún general se atrevió a levantarse contra el orden constitucional. Al igual que el resto de la ciudadanía y organizaciones sociales esperaron hasta saber en qué dirección iba a soplar el viento definitivamente esa noche. Nadie quiso arriesgar lo más mínimo. El recuerdo de la Guerra Civil estaba todavía muy vivo.

Tuvo que ser a través de la dura prueba de un golpe de Estado como se consolidó la joven democracia española. Todas las intrigas e irresponsabilidades precedentes desembocaron en un momento dramático, que solo fracasó por la ineptitud de sus organizadores. Javier Cercas ha construido un relato sólido y magistral que abarca los precedentes y consecuencias del golpe a partir del analísis minucioso y casi científico de las imágenes recogidas por Televisión Española. Como ciudadano de este país, el autor de este artículo ha conocido detalles de la historia española de los que no tenía noticia y ha comprendido mucho mejor las motivaciones de los actos de los protagonistas de aquellos años. Además, la escritura de Cercas es elegante y cristalina: no hay oscuridades en su texto que al final, aunque en principio no lo pretendía, constituye un merecido homenaje al presidente Suárez y a su gesto: "(...)permaneciendo en su escaño mientras las balas zumbaban a su alrededor en el hemiciclo durante la tarde del 23 de febrero, Suárez no sólo se redimía él, sino que de algún modo redimía a todo su país de haber colaborado masivamente con el Franquismo. Quién sabe: quizá por eso - quizá también por eso - Suárez no se tiró". (pag. 385).

RICARDO GUADALUPE VUELVE A MÁLAGA CON "PALABRAS LITERARIAS".


Dado el éxito que está teniendo el libro, Ricardo Guadalupe vuelve a Málaga, para celebrar dos nuevas presentaciones, sin duda tan magníficas como la que yo presencié hace un par de meses. Una nueva oportunidad de disfrutar con los juegos que hace su autor con esa herramienta maravillosa que es la palabra. Las fechas y lugares son los siguientes:

- En Marbella, organizado por el Ateneo de esta localidad, el acto se celebrará mañana jueves 24 a las 20:30 en el Hotel San Cristóbal, en la Avenida Ramón y Cajal, 3.

- En Málaga, el viernes 25 a las 20:00 en la librería Luces, en la Alameda Principal.

lunes, 21 de febrero de 2011

LA MALETA (1986), DE SERGEI DOVLATOV. EL LIGERO EQUIPAJE DEL DISIDENTE.


Soy un pesado y ya lo he dicho más de una vez: comienzo el año leyendo a un autor ruso del siglo XX. No me pregunten por qué. Es una manía. Seguro que ustedes también tienen las suyas. Este año quería hacerme con los cuentos de Platonov de la biblioteca, pero los horarios me jugaron una mala pasada (cierran por las tardes en Navidad) y tuve que acogerme al arriesgado plan B: leer a este desconocido Dovlatov, del que no tenía ninguna referencia. ¿Y por qué tenía entonces un libro suyo en mi casa? ¡Ah, sí, ya recuerdo! Una oferta irresistible en un Alcampo. Recuerdo que lo compré junto a un libro de Ismaíl Kadaré y junto a algún autor serbio o algo así. El libro estuvo mucho tiempo en un armario, junto a una pared que estaba afectada por la humedad de un pequeño escape de una tubería. Los volúmenes que estaban encima se echaron a perder, empapados y con todas las hojas pegadas y rompiéndose cuando intentaba separarlas. Dovlatov fue el único que resistió. Le quedaron algunos vestigios de humedad en uno de los bordes, pero es un libro todavía saludable y de cómoda lectura. En fín, soy muy estricto. El uno de enero tenía que tomar el primer sorbo de mi ración de libro ruso.

Y, bueno, vaya si mereció la pena. No me pregunten por qué he tardado tanto en escribir este artículo, pero lo cierto es que hacía mucho tiempo que no me reía con una lectura. Dovlanov es un auténtico heredero de autores como Gogol o Bulgakov y es capaz de reirse del poder soviético como pocos escritores lo han hecho. Bien es cierto que él ya no escribe sobre la época de Stalin, sino sobre los años sesenta. La represión ya no es tan dura, pero se sigue castigando a los disidentes y de hecho, tras la prohibición de publicar, terminará emigrando a los Estados Unidos (llevando sus pocas pertenencias en la maleta del título). Hay una frase al principio del libro que resume todo el sarcasmo de Dovlatov:

"Cuando era escolar, me gustaba dibujar a los líderes del proletariado mundial. En especial, a Marx. Echaba un borrón de tinta y ya se le parecía..."

Dovlatov no es un escritor que se detenga en florituras. Su escritura es directa y nada complicada. Tiene mucho que contar. Cada capítulo es inspirado por una de las prendas que lleva en la maleta, que le hacen recordar episodios de su propia vida, cuando deambulaba por un Leningrado no apto para inadaptados a la ortodoxia y el modo de vida comunista. Y en la Rusia comunista no faltaban los inadaptados, que, a falta de nada mejor, se refugiaban en una buena botella de vodka.

El contrabando de calcetines puede ser un buen negocio para un hombre avispado, pero que el Estado decida de pronto fabricar estas prendas e inundar el mercado, puede provocar la ruina del mercader clandestino. Es la historia del primer cuento. Los demás siguen siendo relatos costumbristas de la vida soviética pasados por el tamiz de Dovlatov, por una aguda visión de la realidad que se toma la vida como una gran broma. Y dejo otro ejemplo. ¿Quién puede resistirse a continuar la lectura de un relato que comienza así?:

"- Esto es una locura - dice mi esposa -. ¡Vivir con un hombre que no sale únicamente porque le da pereza!

Mi esposa siempre exagera. Aunque, en realidad, siempre intento eludir preocupaciones innecesarias. Como cualquier cosa. Me corto el cabello cuando pierdo el aspecto humano. Y me lo corto al cero, para no tener que volver a hacerlo en tres meses.

En resumen, no me gusta salir de casa. Quiero que me dejen en paz...

De pequeño tenía a Luisa Guénrijovna, mi niñera. Lo hacía todo sin prestar atención, porque temía que la arrestaran. En una ocasión me puso unos pantalones cortos. Y me metió las dos piernas por la misma pernera. Me pasé todo el día así.

Tenía cuatro años y recuerdo bien aquello. Sabía que me habían vestido incorrectamente. Pero callaba. No quería volverme a vestir. Y ahora tampoco."

No lo busquen en las librerías, difícilmente lo van a encontrar. Mis amigos saben que lo tienen a su disposición, por si les pica la curiosidad.

"DÍAS DE VINO Y ROSAS" EN LA BIBLIOTECA CRISTÓBAL CUEVAS.


El viernes después de la proyección de una película tan cruda como "Días de vino y rosas" celebramos nuestro habitual debate, centrado en la presencia desmesurada del alcohol en la sociedad actual.

Yo estimé que existían tres películas que hablan magistralmente del mundo del alcohol: "Días de vino y rosas", de Blake Edwards, "Días sin huella", de Billy Wilder y "Leaving Las Vegas", de Mike Figgis, pero me señalaron las existencia de "Cuando un hombre ama a una mujer" de Luis Mandoki, de la que tenía alguna leve referencia. Parece ser otra gran película sobre el tema, que veré en cuanto pueda.

El film de Blake Edwards (que posteriormente se especializaría en comedias, quedando esta película como una rara avis en su filmografía), consigue estremecer a cualquier espectador. ¿Quién no conoce el caso de un alcohólico en su familia o en su círculo de amistades? Sin embargo el hecho de beber sigue celebrándose como el súmmum de los actos sociales. Y parece que los grandes bebedores, los que más aguantan, gozan de un raro prestigio. Claro que se puede vivir en sociedad sin darse a los excesos alcohólicos, pero parece que es el más popular de los vicios, el más ensalzado. Cuando alguien cuenta que estaba ciego la noche anterior, tiene las risas aseguradas de sus interlocutores.

¿Es el alcoholismo una enfermedad a la que algunas personas están genéticamente predispuestas? La película sugiere algo así. Lo cierto es que hay personas que beben durante toda su vida sin ser alcohólicas y otras, bebiendo lo mismo, desarrollan la enfermedad.

Se rozó también el tema de la adicción a las drogas y de su legalización, de la que soy firme partidario, pero es un tema que da para un debate aparte. ¿No sería buena idea proyectar "Traffic", de Steven Soderbergh en alguna próxima sesión? En todo caso, para marzo hemos programado otra gran película: "Hannah y sus hermanas", de Woody Allen.

domingo, 20 de febrero de 2011

REPORTAJE SOBRE LAS BIBLIOTECAS Y CLUBES MALAGUEÑOS EN SUR.


Un motivo para alegrarse. Los clubes de lectura y las bibliotecas malagueñas se ven hoy reflejados en un estupendo reportaje, firmado por Marina Martínez, que publica hoy el diario Sur. Ahí se recogen unas palabras mías y de mis amigos y compañeros Loli Pérez, Jorge Muñoz y Francisco Martín. Hay que seguir fomentando estas actividades e intentar sacar de la apatía cultural a una sociedad malagueña muy necesitada de inciativas así. Aquí el enlace al reportaje:

http://www.diariosur.es/v/20110220/cultura/punto-encuentro-para-cultivar-20110220.html

sábado, 19 de febrero de 2011

JORGE MUÑOZ, UN JOVEN POETA MALAGUEÑO EN EL ATENEO.


Aunque sabía que lo estaba tramitando, hasta hace unos días no supe de forma oficial que mi amigo Jorge va a realizar una lectura pública de sus poemas en el marco del Ateneo malagueño. Será este martes a las ocho de la tarde. Les dejo una semblanza, o su "camino poético", como Jorge lo llama, que él mismo me ha enviado en un bello texto:

"Hablar de cómo la poesía ha transformado mi persona y cómo la interpreto es hablar de un estilo de vida, de una forma intensa de vivir.

Una vida que se ha ido forjando y que a consecuencia he hecho llegar hasta aquí y ser quién soy. Cada hecho te forma, te hace, te moldea, y así ha sido mi vida. Ver la vida desde el prisma poética, desde el caleidoscopio que te proporciona esa óptica me ha hecho amar y vivir la poesía, encontrarla en las emociones vividas, en los pequeños detalles que la vida me fue y me ha ido ofreciendo. La poesía está escondida en los rincones más profundos del alma.

En busca de las raíces de esta búsqueda poética en mi, habré de remontarme a la tierra, al mar, a la luz,....a la honda razón de querer buscarme dentro de las letras, dentro de las sensaciones vividas.

Comencé a escribir desde que tenía unos 14 años, como se empieza sintiendo la necesidad de expresar lo que veía, lo que vivía, y así poco a poco fui configurando ese mundo poético que me va calando siempre por dentro. Luego tuve la oportunidad con 18 años de recitar en el Ateneo de Málaga, cuando su sede estaba frente al Teatro Cervantes, más algunas publicaciones de poemas sueltos. Ahora que nuevamente se me brinda esta oportunidad, me presento ante mi ciudad y ante vosotros, con las ansías de ofrecer mi espíritu en forma de mis poemas.

Mis influencias son: Lorca, Neruda, Aleixandre, Benedetti, Alberti, García Montero, Goytisolo, Cavafis."

martes, 15 de febrero de 2011

127 HORAS (2010), DE DANNY BOYLE. CAÍDA Y RESURRECIÓN DE AARON RALSTON


Muy buena opción para pasar una tarde de cine. Danny Boyle consigue que la historia de un muchacho que queda atrapado por una roca sea entretenida y emocione. No apta para estómagos sensibles (lo digo por la explícita escena en la que Aaron se corta el brazo). Aquí el enlace:

La fama, esa característica tan escurridiza y tan deseada por la mayoría de los seres humanos, a veces llega de la manera más insospechada y tortuosa, como en el caso de Aaron Ralston, que fue noticia cuando se amputó él mismo su brazo derecho para salir de una trampa caprichosa que le dispuso la naturaleza que tanto amaba y sigue amando.

La película de Danny Boyle comienza con una música enérgica mientras se le muestran al espectador imágenes de personas asistiendo a distintas actividades de masas, o simplemente paseando por los atestados centros urbanos de alguna de nuestras grandes ciudades. Aaron se siente gozoso cuando se aleja del mundanal ruido y pasea por la soledad de la naturaleza.

Aunque es un montañero experto, la desgracia le va a agarrar de la manera más insospechada: su brazo va a quedar atrapado por una roca dentro de un pequeño desfiladero. Los primeros intentos por liberarse van a resultar baldíos, por lo que poco a poco tendrá que ir aceptando su absurda situación, sabiendo que no va a llegar ayuda alguna, ya que no avisó a nadie de sus intenciones.

El mismo James Franco, el actor principal y casi único de esta película, que realiza un excelente trabajo por el que ha sido nominado a un Óscar, habla acerca de su personaje en una entrevista concedida a la revista "Cinerama" en su número de febrero de este año:

"Una de las razones para querer hacer este personaje era que está construido a base de muchos momentos privados, esos momentos que todos tenemos cuando estamos absolutamente solos. Pensé que era una parte de mí que comprendía muy bien y que podía aprovechar. La historia trata básicamente de un hombre que se enfrenta a su propia muerte y reflexiona sobre cómo volver a la vida; es una situación muy humana que no creo que se haya explorado mucho en otras películas antes."

Ciertamente era un reto para director y actor realizar una película que en el ochenta por ciento del metraje transcurre en un pequeño espacio y con un solo personaje. Danny Boyle lo resuelve logrando que el público se identifique plenamente por la situación que está viviendo Aaron y se interese por su suerte, aún más sabiendo que está asistiendo a una historia real que cuenta con el asesoramiento del hombre que la sufrió en sus carnes.

Así, el espectador siente la claustrofobia del montañero, penetra en sus propios pensamientos y siente su dolor a flor de piel. Una de las escenas más polémicas es aquella en la que, Aaron, desesperado y admitiendo que no existe otra solución para salir vivo de la trampa, decide cortarse el brazo, un proceso que se ofrece con todo detalle, en una de las escenas más descarnadas que se recuerdan. Un operación sin anestesia que se lleva a cabo con una navaja sin afilar, mucha sangre, rotura de huesos y, lo que es peor, el corte de un nervio, imagen que recoge todo el dolor del momento. Si el cine sirve para transmitir emociones, y el dolor es una de ellas, Boyle acierta en su planteamiento, a pesar de las voces críticas que tildan la escena de puro efectismo.

El auténtico Aaron Ralston, el hombre cuyo coraje se glosa en la película, aparece brevemente al final de la misma, como la imagen o el símbolo del espíritu humano de resistencia a las condiciones más adversas. Su experiencia no le impidió continuar ejercitando su afición de montañero, actividad que compatibiliza con la de conferenciante, trabajo que a partir de ahora seguramente le absorberá más tiempo, pues no hay duda de que "127 horas" ha disparado su fama a nivel mundial.

BAJO LOS TECHOS DE PARÍS (1930), DE RENÉ CLAIR. PARÍS, BAJOS FONDOS.


En mi afán por hacer arqueología cinematográfica, sigo explorando poco a poco títulos olvidados del cine europeo. Esta de René Clair es la primera película sonora del cine francés y se nota mucho (demasiado) que la transición desde el cine sonoro todavía no está completada: hay escasos diálogos, muchos de ellos intrascendentes y las acciones y gestos de los personajes son exageradas y muy significativas. Aquí el sonido es como el 3D a nuestra época: algo que sirve para impactar al espectador, pero que todavía no se integra demasiado bien en la historia que cuenta.

Lo más interesante de la esta película es que refleja el espíritu de una época, el París bohemio de los años treinta, en el que parece que la alegría de vivir no tiene nada que ver con la posesión de bienes materiales. Un mundo de buscavidas, vagabundos y carteristas, en el que a las peleas siempre sigue una pronta reconciliación y en el que cualquier problema puede arreglarse tomando una copa, donde el amor puro e inocente es el mayor anhelo.

Lo cierto es que la película de Clair ha envejecido muy mal. Vista hoy resulta curiosa, más por el ambiente que refleja y por las técnicas con la que experimenta que por las emociones que transmite. Se hace pesada, pero es de visión obligada para cualquier interesado en la historia del cine.

jueves, 10 de febrero de 2011

RIÑA DE GATOS (2010), DE EDUARDO MENDOZA. PRESENTACIÓN EN MÁLAGA

Magnífica la charla que nos ofreció Mendoza la semana pasada. Estuvo elegante, cordial y divertido y, sobre todo, conectó perfectamente con sus lectores, a los que respondió sin problemas todo tipo de preguntas, algunas realmente incómodas. Aquí dejo la crítica de su último y entretenido libro, un buen Premio Planeta, para variar:

El pasado miércoles 2 de febrero, el escritor Eduardo Mendoza presentó su última novela, "Riña de gatos", flamante ganadora del último Premio Planeta en la sala de conferencias del Museo Picasso de Málaga. Un lleno absoluto acogió la presencia de Mendoza en la capital de la Costa del Sol del escritor que no defraudó las expectativas, pues su charla y su posterior diálogo con el público resultaron tan amenos como interesantes.

Eduardo Mendoza es uno de los más prestigiosos autores españoles. Se dio a conocer en 1975 con "La verdad sobre el caso Savolta", una crónica magistral de la lucha obrera y el anarquismo en la Barcelona de principios del siglo pasado. Buena parte de su obra posterior está impregnada por su personal sentido del humor, como en el caso de la serie de novelas, comenzada con "El misterio de la cripta embrujada", que están protagonizadas por un detective que vive en un manicomio. Otra de sus cumbres es "La ciudad de los prodigios" (1986), donde la auténtica protagonista vuelve a ser la ciudad de Barcelona. En los últimos tiempos Mendoza se decantó claramente por el humorismo en su narrativa, entregando obras tan divertidas como "El asombroso viaje de Pomponio Flato".

Para la novela ganadora del Premio Planeta, Mendoza ha salido de Barcelona, escenario habitual de sus historias, para viajar a Madrid, a un momento decisivo en nuestra historia reciente: la primavera de 1936, el último periodo de la malograda historia de la Segunda República, cuando las tensiones políticas, cuyo epicentro se encontraba lógicamente en la capital, estaban a punto de derivar en una larga Guerra Civil. El propio autor ofreció su visión sobre esta España que no pudo ser:

"Tenemos una imagen de la España anterior a la Guerra Civil como muy sombría y en continua lucha de clases. Olvidamos una España Republicana de una tremenda efervescencia, con una gran proyección de futuro en muchos ámbitos: las misiones pedagógicas de Giner de los Ríos, la Barraca de García Lorca... Las mujeres estaban rompiendo moldes de siglos. (...) Todo ello se perdió irremediablemente."

A este Madrid de clima prebélico llega el atolondrado Anthony Whitelands, un inglés experto en el pintor Velázquez, que ha sido contratado para verificar la autenticidad de un cuadro perteneciente a una de las familias más antiguas de España, amiga de José Antonio Primo de Rivera. Lo que no sospecha es que el cuadro, y él por tanto, se va a convertir en el centro de las intrigas de un Madrid en el que todo el mundo espía a todo el mundo y más cuando el fundador de Falange está presente en las mismas.

El retrato que se ofrece del heroíco José Antonio es uno de los puntos sobresalientes de la novela. Posteriormente utilizado por el astuto Franco para legitimar su régimen, el joven político es presentado como una especie de aventurero irresponsable, sabedor de que está destinado a morir joven, que no es capaz de controlar el monstruo que él mismo ha creado: un partido de muchachos fanáticos y de gatillo fácil cuya ideología se inspira en el fascismo italiano, pero que no cuenta en absoluto con el respaldo de las urnas, por lo que su deseada toma del poder habrá de ser necesariamente violenta:

"José Antonio Primo de Rivera es tonto (...) pero él no lo sabe, y ahí está el problema. Como hijo de dictador creció como un príncipe, rodeado de halagos. Luego, cuando los mismos que habían encumbrado a su padre lo echaron escalera abajo, no lo supo digerir. Esto lo lanzó a la política. Es agraciado de aspecto, orador brillante, vive rodeado de una corte de señoritos tan tontos como él que le ríen todas las gracias. En circunstancias normales habría sido un abogado de éxito, habría hecho una buena boda y se le habría pasado la chaludura."

La descripción de Madrid y sus habitantes que ofrece el autor es tan real como esperpéntica y deliciosa, en todo caso. Un Madrid lleno de intrigas, con episodios diarios de violencia entre bandos irreconciliables, pero también un Madrid que llena las tabernas y que no se priva de todo tipo de placeres culinarios, tal y como lo describió magistralmente Arturo Barea. Una ciudad en la que la guerra parecía inminente, pero en la que aún cabía una posibilidad para la paz si las circunstancias hubieran tomado otros derroteros, si hubiera triunfado la cordura de hombres como Azaña, cuyos generales (Franco, Queipo de Llano y Mola) conspiran a escasa distancia de la sede del gobierno.
Y en medio de todo ello, Anthony Whitelands, representante de esa estirpe de hispanistas anglosajones como Henry Kamen o J.H. Elliott, absolutamente enamorados de la historia y el arte de nuestro país, de los que escribieron las mejores páginas historiográficas. Tal y como lo describió el propio Mendoza en su conferencia malagueña:

"A mí siempre me han hecho gracia esos viajeros europeos románticos que inventan una España falsa que era mejor que la real. (...) Este hombre está inventándose una España de opereta, comiendo callos y bebiendo vino barato y poniéndose a las puertas de la muerte por confraternizar con el pueblo español."

Un fanático de Velázquez, que se pasea fascinado por un Museo del Prado vacío, donde suele elegir una sola obra en cada visita para concentrarse en ella. Otra pintura, de la que el duque de la Igualada tiene una copia en su salón, va a marcar el devenir del relato: "La muerte de Acteón", de Tiziano, perfecta metáfora de un país que se precipita fatalmente hacia el abismo.

Eduardo Mendoza ha conseguido prestigiar el Premio Planeta con su novela, un galardón que a veces se ha decantado por obras de calidad bastante dudosa, pero que en esta ocasión ha acertado plenamente. La visión que ofrece, fresca e irónica y a la vez melancólica, de la España de hace setenta y cinco años en la que se mueven unos personajes muy humanos, hace que su lectura resulte grata para cualquier tipo de lector

domingo, 6 de febrero de 2011

EL ALEPH (1949), DE JORGE LUIS BORGES. LA ESCRITURA INFINITA.


Cada día me fascinan más las posibilidades que ofrecen los clubes de lectura a la hora de compartir opiniones y discrepar de las mismas. Un buen ejemplo nos lo ofreció el pasado jueves la lectura e interpretación de esta colección de cuentos de Borges. Yo estuve en el bando de sus defensores. Opino que en el relato más polémico , "Deutsches Requiem", el personaje no comparte las opiniones de Borges, sino que el autor argentino describe tan fielmente su alma, que llegamos a identificarlos. En cualquier caso, ahí va mi visión de uno de mis escritores favoritos:

Jorge Luis Borges es el ejemplo prototípico del escritor que trasciende su propio estilo de narrar para ser el creador de toda una literatura. Desde pequeño, estimulado por su ambiente familiar, Borges llevó la literatura en las venas y fue preparándose para convertirse en uno de los escritores más importantes del siglo XX.

Los cuentos del autor argentino se caracterizan por su brevedad, lo cual no quiere decir que su lectura sea fácil. En cada frase de Borges puede estar condensado todo el universo. Su enorme erudición le permite adornar los relatos con datos, siempre verosímiles, de autores y libros tanto reales como ficticios. Él mismo dejó desvelado su secreto:

"Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído."
Lo importante en la narrativa borgiana es el logro de la perfección, tanto en escritura como en contenido, conseguir obras de arquitectura literaria primorosamente minimalistas. Cada cuento constituye un asombro diferente, un completo replanteamiento de nuestra realidad. Borges mezcla filosofía y fantasía con una rara competencia. Los estudios sobre su obra, escritos desde las más variadas ópticas, son innumerables.

Uno de los aspectos más polémicos de Jorge Luis Borges como escritor fue la injusticia que supuso la no concesión del Premio Nobel a un hombre cuya existencia era pura literatura, el hombre cuyo paraíso ideal lo constituía una biblioteca infinita. La motivación fue política: Borges había sido condescendiente con las dictaduras de Chile y Argentina, aunque al final de su vida de desdijo de estos errores. Aún sigue escociendo entre sus compatriotas su falta de compromiso en esos años terribles de represión y torturas. En todo caso, el argentino era merecedor del premio, que celebra estrictamente una obra literaria y no debería tener en cuenta ningún otro aspecto del galardonado.

"El Aleph" quizá sea junto a "Ficciones" la colección de cuentos más famosa de Borges. Ambas fueron escritas ya en los años de plena madurez literaria del autor. La constante de estos relatos es el asombro. Asombro ante el mundo, ante un universo que en la mirada del autor argentino se convierte en una inagotable fuente de sabiduría que la pequeñez de un hombre solo puede atisbar.

Los conocimientos secretos, los tesoros infinitos, el deseo de inmortalidad (y de totalidad), la idea del tiempo como circularidad, la fascinación por los laberintos, la importancia de los símbolos, el sentido de la historia humana... Todos son temas tratados por Borges, que los encaja a la perfección en el inmenso puzzle que constituye su escritura. Al lector solo le cabe maravillarse, releer, interpretar y especular acerca de unas revelaciones que parecen estar en todo momento al alcance de la mano, pero que al final se tornan demasiado resbaladizas. En todo caso, el lector nunca quedará colmado y necesitará saciar su sed de conocimientos o, lo que es lo mismo, de literatura. Podemos ver ejemplos seleccionando algunos de los mejores relatos.

En este cuento, el más largo de la colección, se narra la búsqueda del tribuno romano Marco Flaminio Rufo de un río que transforma en un ser inmortal al que bebe de él. Al conseguir su propósito, después de innumerables trabajos, descubre con horror que la inmortalidad es una maldición. Los inmortales, que él toma en principio por salvajes, son seres ruinosos que viven sin atender al mundo, en la pura especulación. Él vivirá todas las vidas posibles en un afán nuevo: encontrar el río que le libre de su condición de inmortal:

"Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible es saberse inmortal."

En este relato, la condición del personaje que escribe en primera persona no se desvela hasta el final. Borges toma partido por el monstruo, por el diferente y hace que el lector descubra su punto de vista o, más bien, que sea Asterión mientras dura la narración. El laberinto en el que habita constituye su única realidad, el mundo en el que, paradójicamente, sabe guiar sus pasos. Salir del laberinto significa encontrar las terroríficas caras de los hombres. Su relación con éstos solo se da cuando se le ofrecen como objeto de sacrificio, a los que despacha alegremente mientras espera la llegada de su redentor.

Este es uno de los cuentos más polémicos de Borges, porque penetra con tanta verosimilitud en el alma de un nazi derrotado, pero no arrepentido, que parece que el escritor estuviera hablando a través de las palabras de su personaje. Para muchos simpatizantes de Hitler, los años de dominación sobre Europa, en la primera fase de la Segunda Guerra Mundial, constituyeron una época dorada, una época en la que pudieron llevar a cabo su voluntad de poder en la particular interpretación de Nietzsche por parte de los nazis
:
"El nazismo, intrínsecamente, es un hecho moral, un despojarse del viejo hombre, que está viciado, para vestir el nuevo
(:..) Mientras tanto, giraban sobre nosotros los grandes días y las grandes noches de una guerra feliz. Había en el aire que respirábamos, un sentimiento parecido al amor.
(...) Hitler creyó luchar por un país, pero luchó por todos, aun por aquellos que agredió y detestó. No importa que su yo lo ignorara; lo sabían su sangre, su voluntad. El mundo se moría de judaísmo y de esa enfermedad del judaísmo que es la fe de Jesús; nosotros le enseñamos la violencia y la fe de la espada."

Palabras ciertamente arriesgadas, aún en boca de un personaje literario. Al final, el mismo personaje comprende que la derrota es la redentora de sus pecados y acepta su condena a muerte.

"El Aleph" es un intento de describir la totalidad, el infinito, todos los sucesos de todos los tiempos en un mismo instante. Tarea imposible para lo que, en nuestra limitada humanidad, podemos considerar un cuento perfecto. El mismo Borges anuncia la imposibilidad de su tarea:

"Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato, empieza, aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten: ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph?"

El escritor supera el trance describiendo sus recuerdos (los recuerdos de su abrumado personaje), por fuerza limitados. Quizá su propia mente le esté engañando, pues al final confiesa dudar de la existencia del Aleph. Un gran engaño, un sublime engaño que nos hace comprender las verdades del mundo. Eso es la literatura.

martes, 1 de febrero de 2011

CLUBES DE LECTURA EN MÁLAGA EN FEBRERO: EDUARDO MENDOZA NOS VISITA.


A pesar de tratarse del mes más corto del año, febrero viene cargado de actos relacionados con los clubes de lectura malagueños. Aquí los resumo:

Mañana miércoles, tendremos la visita del escritor Eduardo Mendoza, que en la Sala de Conferencias del Museo Picasso presentará su última novela, "Riña de gatos", ganadora del Premio Planeta.

El miércoles día 9, mi amigo y responsable del taller de escritura de la Biblioteca Cristóbal Cuevas, Juan Sedeño, presentará su novela "Uvas de otoño". Será a las siete de la tarde en el Colegio de Abogados de Málaga. Una oportunidad de leer (por fín) una narración firmada por Juan.

En el club de lectura de la Biblioteca Provincial comenzamos el mes con "El Aleph", una de las mejores colecciones de cuentos de Borges, que cuenta con uno de mis favoritos, "La casa de Asterión".

En el club de lectura de la Biblioteca Cristóbal Cuevas, una selección de grandes autores como Max Aub, Mario Benedetti o Carlos Fuentes, en la recopilación titulada "Cuentos sorprendentes". Lo complementaremos con algunos relatos de Julio Cortázar.

En el club de lectura de Cincoechegaray, todo un clásico de Henry James, "Otra vuelta de tuerca". Una historia ciertamente terrorífica.

Otro clásico para el club de lectura de la Casa del Libro: "La casa de la alegría", de Edith Wharton, la autora de "La edad de la inocencia".

En la Fnac Málaga, coincidiendo en día y hora con la anterior, "Dublinesca", de Enrique Vila-Matas, uno de los mejores libros del año pasado.

Y en el Centro Andaluz de las Letras se leerá este mes precisamente "Riña de gatos", la última y galardonada obra de Eduardo Mendoza.


Recordar que sigo siendo el responsable del ciclo "cine y literatura" que se está llevando a cabo todos los meses en la Biblioteca Cristobal Cuevas. Este mes hablaremos acerca de "Días de vino y rosas", de Blake Edwards.

Como siempre, lugares y horarios en la columna de la derecha.

LO QUE QUEDA DEL DÍA (1993), DE JAMES IVORY. EL ENIGMÁTICO STEVENS.

Ya había tenido ocasión de comprobarlo en otras ocasiones, pero visionar esta película inmediatamente después de haber leído la magistral novela de Ishiguro constituye una experiencia inigualable. Y hacerlo en compañía de unos buenos amigos entre los que sostuvimos posteriormente un interesantísimo debate, redobló aún más el placer.

Y es que James Ivory partió de un material muy idóneo para realizar el tipo de película que pretendía: un film de época que ahondara en dos conflictos de muy distinto signo que confluyen en el pequeño universo de la mansión Darlington: las intrigas que llevaron a la Segunda Guerra Mundial y los sentimientos ocultos del protagonista.

Y fue el segundo de ellos el que más discusiones generó. La personalidad de Stevens (y la interpretación de Anthony Hopkins es ejemplar en este sentido) constituye, por decirlo en palabras de su compatriota Winston Churchill, una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma". ¿Es humano el comportamiento del mayordomo? ¿Puede reprimirse una persona hasta ese extremo, en nombre de un deber que él mismo se exige en mayor medida que su propio amo?

Está claro que lo que sucede en pantalla es una historia de amor, con escena erótica incluida, pero tan leve, tan etérea, que el espectador debe estar muy atento para captar sus sutilezas.

Por cierto, en la cita de febrero veremos una película que siempre está de actualidad: "Días de vino y rosas", de Blake Edwards.