miércoles, 25 de enero de 2012

MILLENNIUM: LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES (2011), DE DAVID FINCHER. SALANDER Y LA OSCURIDAD.


Repasando las entradas de hace un par de años, cuando leí el libro de Larsson y visioné la versión sueca de la novela, advierto que esta última me gustó mucho y le otorgué especial mérito a la elección de actores. Si esa película me pareció bien ¿qué falta hacía una nueva versión solo dos años después? Si me han entrado ganas de ir a verla ha sido por dos factores: su director y las imágenes que pude ver de algún avance, que me parecieron muy estimulantes.

La versión de Fincher abunda en la oscuridad del relato desde las primeras imágenes. Los títulos de crédito, realmente espectaculares, son un resumen de las pesadillas de Lisbeth Salander, con personajes y objetos ennegrecidos, donde lo único que brilla es el fuego de una cerilla... Está claro que su fuente de inspiración son los de las películas de James Bond (quizá una especie de homenaje a Daniel Craig), pero en un tono mucho más oscuro, mucho más adecuado a las características de la estrella de la función, cuya interpretación por parte de Rooney Mara es uno de los grandes puntos fuertes del filme.

Sabiendo que la trama es muy conocida, Fincher ha optado por potenciar, más que lo cuenta, el cómo lo cuenta. Así la película está llena de imágenes perturbadoras y la violencia no se esconde, sino que se muestra con descaro, en compañía de música y sonidos siniestros que parecen potenciar el punto de vista de Salander, una muchacha que ha sufrido lo indecible y trata de sobrevivir en un mundo hostil optando por el periodista Blomkvist como su tabla de salvación provisional. Lo cierto es que no he leído todavía las dos novelas que me faltan de la trilogía, pero tengo ganas de hacerlo para seguir profundizando en unos personajes muy interesantes.

Tendría que revisar la versión sueca para poder comparar con más criterio, pero esta me parece superior, porque ha captado mejor el espíritu del libro, que viene a decir que la maldad anida en todas partes. David Fincher ya lo demostró sobradamente en su mejor película hasta la fecha: Seven, pero parece que la franquicia creada por Larsson le ha tentado lo suficiente como para seguir abundando en ello.

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