lunes, 16 de enero de 2012

TREN NOCTURNO (1997), DE MARTIN AMIS. EL SÍNDROME DEL PARAÍSO.


Hacía tiempo que tenía la intención de leer algo de Martin Amis, uno de los mejores novelistas británicos de la actualidad. Un artículo de Rosa Montero, en el que citaba estaba novela, me despertó la curiosidad, así que "Tren nocturno" ha sido mi puerta de entrada al universo de Martin Amis.

La novela presenta en principio el dilema del género policiaco clásico: la protagonista se presenta como una mujer policía a la que se le encarga que investigue el supuesto suicidio de la hija de uno de sus jefes, a la que ella también conocía. Lo que no encaja del caso es que la suicida, Jennifer, parecía llevar una vida perfecta: era una mujer hermosa, en su plenitud, enamorada de su pareja y que ejercía un trabajo muy interesante. ¿Cómo una persona que aparentemente vive en el paraíso se suicida? ¿realmente se ha producido tal suicidio, a pesar de las evidencias?

"El suicidio es un tren nocturno, un tren que te lleva velozmente a la oscuridad. No podrías llegar más rápido de otra forma, o por medios naturales. Compras el billete y subes a bordo. El billete te ha costado todo lo que tienes. Pero no hay trayecto de vuelta. Este tren te lleva al interior de la noche. Es el tren nocturno."

Lo más interesante de la novela es el tono que adopta a partir de su segunda mitad, cuando la investigación policial se torna en una investigación más bien filosófica, acerca del significado del suicidio. Mike, la protagonista, era una candidata más idónea debido a su historial: violada por su padre de pequeña y con episodios graves de alcoholismo. Pero las motivaciones del suicida son un misterio en demasiadas ocasiones, puesto que es imposible dilucidar los pequeños infiernos internos de cada persona. Se trata de la postura más radical que puede adoptar el ser humano consigo mismo, puesto que no tiene vuelta atrás y supone un fracaso y un golpe hiriente para el entorno del suicida:

"Porque el suicidio es un desastre. Como objeto de estudio el suicidio es quizá el súmmun de la incoherencia. Y el acto mismo carece de hechura, de forma. El proyecto humano "implosiona", estalla hacia dentro... avergonzado, pueril, convulso, gesticulante. Un caos."

La narración de Amis deja muchas más interrogantes que respuestas. El punto de vista adoptado, el de la desconcertada Mike, que parece tener tentaciones de seguir el camino de Jennifer, resulta muy acertado. Ni siquiera el llamado síndrome del paraíso, la vida perfecta, libra a su poseedor de la pulsión de muerte.

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