viernes, 6 de enero de 2012

TRUHANES (1983), DE MIGUEL HERMOSO. LA EXTRAÑA PAREJA.


El debut cinematográfico del realizador Miguel Hermoso no pudo ser más afortunado: adaptó una historia original suya y pudo contar con dos de los actores más populares del momento: Francisco Rabal y Arturo Fernández.

Francisco Rabal todavía era considerado un seductor del cine, por lo que este papel era toda una revolución en su carrera (poco después llegaría "Los santos inocentes). Rabal interpretaba a Ginés, un hombre ya maduro, carne de prisión, tan pícaro como infantil e ignorante, bebedor compulsivo y amante de la vida disoluta. Arturo Fernández, que siempre había interpretado papeles de galán, interpreta a un personaje que es una parodia de sí mismo: un hombre educado, de comportamiento casi aristócratico, pero que es tan sinvergüenza como Ginés. Quizá su papel es la representación más aproximada del pícaro moderno español: amante de la buena vida, de las relaciones sociales y de la impunidad de sus actos.

Toda la película mantiene un buen ritmo y decae en pocas ocasiones. Destacaría las primeras escenas, la entrada Gonzalo en un medio tan hostil a su condición social como la cárcel, esas puertas que se van cerrando detrás de él y esa sensación de soledad e indefensión que siente todo el que entra por primera vez en prisión. Conocer a Ginés es lo que le salva: él está en la cárcel como pez en el agua, pero necesita de alguien que le ayude una vez alcanzada la libertad.

Como retrato bufo de personajes, al estilo de la comedia italiana, la trama es estupenda. Contiene un extraño final, con un viaje casi surrealista a Badalona, con presencia de Lola Flores incluida. Las escenas de un derrotado Gonzalo mirando al mar, sabiendo que se le han cerrado todos los caminos muestran al espectador que Arturo Fernández es un intérprete mucho más completo de lo que comúnmente se cree, aunque él mismo ha limitado su carrera eligiendo siempre el mismo tipo de papel.

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