martes, 28 de junio de 2016

ALOCUCIÓN AL PUEBLO DE FUENTE VAQUEROS (1931), DE FEDERICO GARCÍA LORCA. MEDIO PAN Y UN LIBRO.

Visitar la casa natal de García Lorca en Fuente Vaqueros es casi como penetrar en un lugar sagrado, el hogar donde vivió sus años de formación, los más felices, un genio de la literatura que acabó trágicamente convertido en un símbolo. Porque el asesinato de un hombre bueno, un escritor cercano al pueblo en la cumbre de su talento es uno de esos crímenes que siguen presentes en el imaginario colectivo. Contemplar una foto de Lorca, admirar esa mirada intensa, significa también pensar en un final terrible y tremendamente injusto. Pero, por supuesto, nos quedan sus obras, y no solo las literarias. Entre otras muchas cosas, el autor de Yerma jamás renegó de sus raíces y mantuvo su vinculación con su pueblo natal. La más sólida prueba de ello es esta Alocución, pronunciada con motivo - la más solemne de las ocasiones, a mi juicio - de la inauguración de una Biblioteca.

El discurso de Lorca está dirigido a gente sencilla, gente que, aunque no lo sepa, necesita de la cultura como del pan cotidiano. Nos encontramos en los primeros meses de vida de la Segunda República y el panorama es muy ilusionante. Muchos intelectuales vuelcan sus esfuerzos en apuntalarla. Saben que una de las claves de su supervivencia es la instrucción de las clases más desfavorecidas y en este sentido es clave facilitar el acceso a los libros, un objeto de lujo en muchos puntos de España. Lorca aparece como un escritor entusiasmado en su papel de padrino de la nueva Biblioteca. Sus palabras son sencillas, abiertas al entendimiento de todos, pero muy profundas. Revelan una cierta obsesión - en el mejor sentido de la palabra - por difundir ese amor por la lectura que tantas insospechadas puertas puede abrir en cualquier individuo, puesto que "cada uno sacará del libro lo que pueda, que siempre le será provechoso y para algunos absolutamente salvador".

Las palabras del escritor granadino siguen teniendo plena vigencia en una España actual en la que los índices de lectura siguen siendo ridículos respecto a los de los países de nuestro entorno y en la que la difusión de la cultura es la última de las preocupaciones de nuestros dirigentes políticos:

"No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social."

Y otra de las claves del discurso: después de haber realizado una extraordinaria síntesis de la historia del libro y de lo que ha significado ésta para la Humanidad, pronuncia la parte más optimista de la conferencia, la que apela al triunfo de la cultura contra sus enemigos. Quizá si hubiera sabido lo que iba a sucederle a él y a buena parte del país - y por ende a una de las mejores generaciones de escritores de la historia de España - quizá hubiera cargado más las tintas contra la intolerancia. En cualquier caso es un goce que las palabras de Lorca, en plena misión pedagógica a sus propios vecinos, mantengan su enorme poder de convicción, el que siempre emana de las verdades más evidentes, las que deben ser defendidas con mayor celo:

"Los libros han sido perseguidos por toda clase de Estados y por toda clase de religiones, pero eso no significa nada en comparación de lo que han sido amados. Porque si un príncipe oriental fanático quema la Biblioteca de Alejandría, en cambio Alejandro de Macedonia manda construir una caja riquísima de esmaltes y pedrerías para conservar la Ilíada de Homero; y los árabes cordobeses fabrican la maravilla del Mirahb de su Mezquita para guardar en él un Corán que había pertenecido al califa Omar. Y pese a quien pese, las bibliotecas inundan el mundo y las vemos hasta en las calles y al aire libre de los jardines de las ciudades."

3 comentarios:

  1. "Las palabras del escritor granadino siguen teniendo plena vigencia en una España actual en la que los índices de lectura siguen siendo ridículos respecto a los de los países de nuestro entorno"

    Estos datos son muy llamativos:

    España ocupa el puesto 19 entre los países con mayor índice de lectura semanal Entre el puesto 10 y el 19 que ocupa España, encontramos a Arabia Saudita (6.8 horas), Polonia (6.5 horas), Venezuela (6.4 horas), Sudáfrica y Australia (6.3 horas), Indonesia (6 horas), Argentina y Turquía (5.9 horas). El puesto 20 es de Canadá con una media de 5.8 horas, al igual que España.

    India es el país más lector Sus más de 1.237 miles de millones de habitantes dedican una media de 10.7 horas por semana a la lectura, pese a tener una tasa de analfabetismo del 39% a partir de los 15 años, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).


    http://noticias.universia.es/tiempo-libre/noticia/2014/02/25/1084020/espana-20-paises-indice-lectura.html

    ResponderEliminar
  2. Cuando alguien en nuestra España dedica un artículo tan bien elaborado sobre Federico García Lorca nos enorgullece y emociona, porque en España es donde más se ha mancillado la figura de Lorca y es en tierras de América, de Norte a Sur, donde siempre se le ha venerado y se le venera, y donde siempre hay alguna obra de García Lorca en la cartelera de algún Teatro Latinoamericano.

    ResponderEliminar
  3. Bueno, por suerte en España la memoria de García Lorca ha sido restaurada casi por completo, hasta el punto de que es considerado merecidamente una especie de mártir laico. En Granada siguen reponiéndose sus obras casi continuamente, el mejor homenaje que puede ofrecerse al escritor.

    ResponderEliminar